Pautas de cortesía para discípulos, 2ª parte

Maria
November 8, 2006

Table of Contents

BN 1186 3603 DF/MM/MC NOV. 2006

Carta de María

Los padres y maestros pueden pasar a sus hijos o alumnos cualquier porción de esta Carta que sea apropiada para su edad.

Viene de la BN 1183

Cortesía en la comunicación oral

150. Si hay un grupo reunido, infórmalo de lo que pasa. Si alguien no sabe lo que pasa, no oye lo que se dice o no ve lo que ocurre en medio de una muchedumbre, tómate el tiempo de explicárselo. No hagas caso omiso de la persona como diciéndole con tu actitud: «Lo siento‚ pero te lo perdiste». O, si eres tú el que habla y te das cuenta de que algunos no oyen pero quieren enterarse de lo que dices, habla más alto para que te oigan.

151. Sé atento y manifiesta interés cuando te hablen. Mira a los ojos de las personas cuando les hables, o cuando hablen contigo. Esto no significa que no puedas quitarle los ojos de encima, lo cual podría parecer un poco extraño o intimidante, pero sí debes entablar contacto visual con naturalidad. El contacto visual les dice a tus interlocutores que les estás prestando atención.

152. Y si te resulta incómodo mirar a alguien directamente a los ojos por un buen rato, procura concentrarte en la parte de la cara que está entre los ojos y en la base de la frente, y míralo a los ojos con tanta frecuencia como puedas. Este truco te ayudará a sentirte más cómodo y evitará que se te desparrame la mirada por todas partes.

153. No interrumpas para expresar tu opinión. Si dejas que el otro termine lo que quiere decir, es más probable que esté dispuesto a escuchar lo que quieres decir tú.

154. Interrumpir a los demás sin excusarse es de muy mala educación. Equivale a decir: «No me importas». Si tienes que interrumpir a alguien que esté hablando, di: «perdón», o: «con permiso», o: «¿podría interrumpir un momento?» No te entrometas ni te pongas a hablar como si nada ni nadie importara más que tú y lo que quieres decir.

155. Hasta puede ser apropiado que después de haber interrumpido a alguien y que te haya permitido expresar lo que tenías que decir, añadas algo como: «Gracias. Perdón por interrumpir.»

156. Cuando alguien esté hablando, no le termines las frases. Podría darle a entender que no le estás prestando atención, que estás impaciente o apresurado, que crees saber exactamente lo que va a decir‚ o que piensas que es tonto y no es capaz de expresar lo que quiere decir.

157. Ten paciencia, sobre todo con las personas que hablan más lento y a las que les toma más tiempo expresarse. Puede que te sientas tentado a terminar las frases por ellas, o a apurar la conversación‚ pero la forma educada y amorosa de obrar es ser paciente y tomarte el tiempo necesario para escuchar lo que tienen que decir.

158. Si estás conversando con alguien y surge una interrupción, al retomar la conversación es de buena educación decir algo como: «Me decías...», o: «¿En qué estábamos?» Si no, tu interlocutor podría pensar que la conversación no te interesaba mucho y a lo mejor hasta te alegras de tener una excusa para hacer otra cosa.

159. Si te toca abandonar una conversación, discúlpate con la persona con la que hablabas diciendo: «Me gustaría proseguir esta conversación más adelante», o: «Siento que no pueda seguir hablando contigo ahora»‚ o simplemente di: «Disculpa», pero no te vayas sin decir nada.

160. Al conversar‚ no:

* Monopolices la conversación.

* Fanfarronees ni hagas alarde de ti mismo.

* Centres toda la conversación en ti mismo y tus intereses.

* Digas nada que pueda hacer pasar vergüenza a otros.

161. Habla en voz baja si estás cerca de personas a las que podrían molestarles las voces altas. Habla bajito cuando estés donde puedas molestar a otros. Por ejemplo, si hay personas durmiendo cerca‚ o si una madre está durmiendo a su bebé.

162. Exprésate con amabilidad. Así como manifiestas amor y consideración con pequeños gestos de bondad, haz pequeños comentarios bondadosos sobre los demás en tus conversaciones diarias. Es muy fácil criticar y menospreciar, así como hablar de los problemas, las equivocaciones y los fallos ajenos, incluso con pequeños comentarios sutiles. Esfuérzate, en cambio, por hablar bien de otros, por amarlos en vez de criticarlos.

163. Sé cortés y aspira a manifestar consideración y buenos modales con tus palabras. Mejorará tu calidad de vida, te acercará a los demás y darás mejor ejemplo de Mi amor, tanto para los hermanos de la Familia como para la gente de afuera.

164. Sé pronto para escuchar y a veces tardo para hablar, sobre todo al pedir y tomar consejo.

165. Con frecuencia bastan unos momentos para evaluar con oración lo que se ha dicho, así como para preparar tus respuestas. Así que pon a trabajar la cabeza antes de abrir la boca. Y si necesitas unos momentos para preparar tu respuesta, di algo para que el otro sepa que estás pensando en el asunto.

166. Las palabras hirientes quedan resonando mucho después de decirlas, y cuando se dice algo a la carrera y sin pensarlo mucho, a veces toca hablar mucho más después para aclarar el asunto y pedir perdón.

167. Estar dispuesto a reconocer que se está equivocado es de buena educación y contribuye a sembrar amor en el corazón de los demás. Si eres capaz de reconocer tus errores‚ que a lo mejor te equivocaste en tal o cual asunto, que diste un consejo desacertado o una recomendación poco prudente, es señal de amor y hace que los demás te quieran todavía más. El amor engendra amor. Mientras que la mala educación o la santurronería —la falta de cortesía y amabilidad— suscitan enojo y hasta enfrentamientos.

168. Al hablar, lo mismo que al conducir, si vas más lento, por lo general llegas antes. Ve lento y será menos probable que tus palabras ofendan o duelan, ya que te habrás tomado más tiempo para prepararte y me habrás dado más tiempo para darte Mis avisos.

169. En las palabras de David y en otras publicaciones hay muchos consejos para comunicarse bien y con eficacia. Lee las Cartas, las RAEF, el Trapeador, Dichos y hechos, Cómo amar y hasta los resúmenes de libros que se han publicado en la página web para miembros.

170. Expresiones que manifiestan buena educación y que pueden ayudarte a demostrar respeto por los demás y mejorar tus modales:

* «¡Hola!», cuando saludes a alguien. (O «buenas», «buenos días», etc., según los casos, ya que el «hola» denota cierta confianza y no siempre sería apropiado.)

* «¡Adiós!» o «¡Hasta luego!», cuando te despidas.

* «¿Cómo está(s)?», cuando quieras saber cómo está alguien.

* «Bien, gracias, ¿y tú?», cuando te pregunten cómo estás.

* «¿Puedo?» o «¿Me permite?», cuando quieras permiso.

* «Por favor», cuando pidas algo.

* «Gracias», cuando te ofrezcan algo.

* «No‚ gracias», cuando te ofrezcan algo que no quieras.

* «De nada» o «no hay de qué», cuando te den las gracias.

* «Perdón», cuando interrumpas a alguien, choques contra esa persona o algo así.

* «Con permiso», al retirarte de la mesa.

* «¿Cómo?» o ¿Cómo dices?», cuando no hayas oído bien y quieres que te repitan lo dicho. Decir «¿Qué?» no suena tan mal en español como a veces suena en inglés, pero la mayoría de las veces convendrá decir algunas de las dos primeras expresiones.

* «Perdón», «Lo siento» o «disculpa», cuando hayas perjudicado a alguien u ofendido a alguien.

* «Está bien, no es nada», cuando te pidan perdón.

171. (Jesús:) Desgraciadamente hay muchos que casi nunca emplean esas expresiones tan comunes de cortesía. No es que sean unos pocos; son una cantidad bastante grande. Asimismo, muchos jett y jóvenes están creciendo sin cultivar esas sanas costumbres, lo cual es muy lamentable. De modo que aunque parezca un insulto a la inteligencia de algunos, lo digo por el bien de quienes necesitan el recordatorio.

172. Presten atención a las personas que se les acercan mientras conversan con alguien. La razón por la que se acercan es porque necesitan algo o porque esperan encontrar a alguien con quien hablar. Por eso, digan algo como: «¡Hola! Estábamos hablando de tal o cual, ¿pero necesitas algo?»

173. O si la persona se acerca para integrarse a la conversación, inclúyanla explicándole de qué hablan. Podrían decir: «Estábamos hablando de cuando teníamos 16 años»‚ o lo que sea. Es de mala educación dejar a la persona ahí plantada sin hacerle caso. Lo correcto es incluirla.

174. Claro que en algunos casos es posible que el tema en cuestión no sea apropiado para la otra persona. En general no debería ser así, ya que las conversaciones confidenciales deben sostenerse en privado. Pero si no se dan cuenta y conversan de un tema confidencial en un lugar público donde pueda acercárseles alguien, como en una reunión de convivencia, una fiesta o un lugar comunal, podrían decir algo como: «¡Hola, fulano! Acompáñanos. Hablábamos de unos asuntos personales, pero dejaremos el tema para después, ya que nos encantaría contar con tu compañía.» Y procedan a hablar de algo apropiado para todos.

175. Si alguien quiere hablar de algo contigo, y no es un buen momento para ti, explícaselo amablemente. Podrías decir: «Me gustaría hablar del asunto, pero en este momento no puedo. ¿Podemos reservar un tiempo para hablar después?» Ofrece un momento en que estarías disponible‚ y acuérdate de cumplir el acuerdo.

176. No acorrales. Es decir, no lleves a las personas a una situación en la que no tengan escapatoria. Por ejemplo, digamos que ves a fulano y recuerdas que tienes muchos deseos de hablar con él de cierto tema. Así que lo tomas por el brazo, lo conduces a un rincón del que no pueda escapar y te pones a hablarle. Se sentirá obligado a escucharte porque lo tienes acorralado.

177. Otro ejemplo: digamos que estás pasando batallas y quieres hablar con alguien, y de repente pasa junto a ti uno de tus amigos y empiezas a desahogarte sin parar. No captas sus señales, que se fija en el reloj, que no deja de ojear el sándwich que estaba a punto de comerse ni su mirada de desesperanza porque lo tienes acorralado.

178. Es importante elegir el momento adecuado para una conversación. Cuídate de imponer a los demás lo que te parece importante si para ellos no es el mejor momento en que escucharte. Dales la oportunidad de abandonar la conversación. O mejor todavía, pregúntales si es un buen momento para hablar.

179. Ten un buen sentido del humor, pero cuídate del sarcasmo. El sarcasmo no es humor, aunque algunos confundan las dos cosas y les parezca gracioso. El buen humor no hace daño a nadie. El sarcasmo consiste en comentarios que hacen burla de las personas y las rebajan. Por ejemplo: «Me gustas mucho porque tienes muchos fallos de los que puedo hablar». Un comentario así puede parecer gracioso y hacer reír a algunos, pero no solo lastima a la persona a la que se lo dices, sino que pone en tela de juicio tu sinceridad.

180. Sé sensible al estado de ánimo de los demás y a su salud o circunstancias. Por ejemplo, si alguien pasó una mala noche o acaban de darle una mala noticia. Tomar nota de esas cosas les ayudará a saber dirigirse a las personas.

181. Procura en la medida de lo posible pronunciar bien el nombre de las personas, sean o no integrantes de la Familia. Si no estás seguro, di humildemente: «Disculpa, ¿cómo se pronuncia tu nombre?»

182. Asimismo, si la gente suele pronunciar mal tu nombre, ayuda a la persona que te acaba de conocer al decirle algo como: «Mi nombre es algo peculiar, se pronuncia así...». (N. del T.: Difícilmente se daría este caso en español‚ salvo que fuera un nombre o apellido en otro idioma, y de todos modos no se consideraría tan terrible entre nosotros no saber pronunciarlo, pero no está de más preocuparse por decir las cosas bien, sobre todo si es el nombre de otra persona.)

183. No juguetees nerviosamente mientras conversan contigo. Da la impresión de que no te interesa tu interlocutor.

Normas de cortesía en la comunicación escrita

184. Al redactar mensajes electrónicos o cartas relativas al trabajo o trámites, evita escribir un mensaje acartonado y frío. Aunque toma un poco más de tiempo añadir el toque personal y amistoso‚ puede influir de forma muy positiva.

185. Esto no significa que cada mensaje deba ir acompañado de una profecía de aliento ni que haya que incluir una cita de alguna Carta muy reciente en el párrafo de introducción. Basta con unas palabras amistosas‚ afectuosas y personales, aunque sean breves.

186. Es una demostración de amor y buenos modales llegar a conocer a las personas con las que te comunicas por correo normal‚ correo electrónico o teléfono y averiguar cómo les gusta comunicarse. A algunos les gusta que les hablen sin rodeos y con sencillez. A otros les gusta que les presenten las cosas de un modo muy florido. Y a otros les gusta que les den muchas explicaciones.

187. Averigua, pues, qué aprecian las personas con las que te comunicas y procura ajustarte a sus preferencias. Esto significa que si te gusta ir al grano debes esforzarte por añadir algunos adornos o explicaciones a las notas que escribas a quienes les guste eso. Adapta tu forma de escribir y de expresarte a las necesidades ajenas. Eso es amor.

188. (Papá:) Si te tomas la molestia de enviar a alguien una nota, una carta o una tarjeta‚ no cabe duda de que es un gesto emotivo para ti y de que te ofenderías si el destinatario no acusara recibo debidamente y con prontitud, sino que hace caso omiso o no le da importancia. Haz lo mismo cuando recibas notas, cartas, tarjetas o regalos. Expresa aprecio, y hazlo lo antes posible. Y si no te resulta natural manifestar aprecio, pide al Señor que te dé las palabras que debes decir. Dependiendo de la comunicación o del regalo‚ podría convenir mencionarlo otra vez más adelante. «A propósito, gracias por aquello, ¡aprecié mucho que te acordaras de mí!»

189. Envía sin falta una nota de agradecimiento o al menos manifiesta gratitud de palabra a quienes te den algo; no solo a personas ajenas a la Familia, sino también a los hermanos que te den algo o hagan algo lindo por ti. Nada desanima más que el que no te correspondan tus gestos de bondad y generosidad.

190. (Comentario de un hermano:) «Cuesta obtener respuestas de algunos hermanos. Me pregunto si no deberíamos tener mejores modales en nuestra comunicación electrónica. Yo sé que no se puede ser legalista, pero muchas veces no acusan recibo de los mensajes que envío por correo electrónico. Creo que en la mayoría de los casos lo hago, pero como en un 30% de las ocasiones no lo hago, me parece un poco lamentable. Hace poco me tomé la molestia de escribir a un miembro de mi junta regional para enviarle ideas que en mi opinión eran muy emocionantes y ciertas cosas que me había indicado el Señor, por primera vez, y no recibí respuesta alguna. Me desanimó mucho. No es la primera vez que ocurre, y yo también lo he hecho.

191. »Sé que no podemos convertirlo en una norma, pero me parece que los hermanos de Servicios Mundiales dan un ejemplo excelente de por lo menos hacer clic en el botón de responder y decir: "Recibido, gracias". Aunque solo se reciba eso, es muy bueno y útil. Sería lindo que se escribiera algo al respecto. Sé que no siempre es posible responder de inmediato, pero me gustaría que hubiera una forma más rápida de recibir una respuesta.»

192. (Mamá:) Tengan la bondad de tomarse el tiempo para responder cuando les escriban. Todo el mundo está muy ocupado‚ pero les ruego que no lo estén tanto que no puedan manifestar amor y consideración por los sentimientos y necesidades ajenos. Como dijo ese hermano, aunque no puedan escribir más que unas pocas palabras para acusar recibo, es importante que lo hagan. Y aunque les tome un tiempo responder al mensaje o contestar a las preguntas y tomar en cuenta las propuestas, háganlo. No se desentiendan ni olviden el asunto pensando que ha pasado tanto tiempo que ya no importa. Como ven, sí que importa. Tengan, pues, la consideración de responder el correo electrónico.

193. Y‚ amados, les ruego que tengan paciencia mientras esperan la respuesta a su mensaje. Tengan en cuenta que muchos hermanos reciben decenas y hasta cientos de mensajes electrónicos cada día y les toma mucho tiempo leerlos todos, no digamos ya tener en cuenta todos los puntos, consultar con otros‚ orar al respecto y todo eso. El correo electrónico puede ser muy rápido‚ pero llegar a un consenso y tomar decisiones por medio de la oración, consultas y el don de profecía puede tomar mucho más tiempo.

194. No se apresuren tanto en la correspondencia electrónica que dejen de lado la cortesía. No permitan que las notas se vuelvan cortantes. Aunque solo escriban unas pocas palabras, sean corteses. Siempre hay que respetar que otro se tome el tiempo de leer su nota. Por eso‚ manifiesten siempre cariño y aprecio al lector, y en la medida de lo posible no se limiten a dar instrucciones o pedir secamente.

195. Por lo general, escribir todo en mayúsculas en un mensaje electrónico equivale a gritar más que a imprimirle importancia o urgencia, y se considera de mala educación.

196. Escriban correctamente los nombres de las personas. Si no saben cómo se escriben, pregúntenselo, o consulten con alguien que lo sepa.

Texto en recuadro:

197. En la comunicación escrita y los mensajes electrónicos, eviten cometer los siguientes errores gramaticales más frecuentes:

198. Evítese el dequeísmo o uso indebido de la preposición de con verbos que en general significan decir o pensar, como aclarar‚ aconsejar‚ advertir, afirmar, asegurar, contestar, creer, decir, imaginar, negar, pensar, señalar, sospechar o suponer. Di «creo que» y «me dijo que», no «creo de que» ni «me dijo de que».

199. Igualmente erróneo —aunque no tan feo— es el queísmo, que consiste en suprimir la preposición de cuando sí la exige la construcción de la frase. En caso de duda, la solución es muy sencilla en ambos casos: basta con convertir la oración en una pregunta para darse cuenta de cómo habría que decirlo. Veamos algunos ejemplos de cómo se debe decir:

200. Confiamos en que, no «confiamos que» (¿En qué confías?, no ¿qué confías?). Me acuerdo de que, no «me acuerdo que» (¿de qué te acuerdas?, no ¿qué te acuerdas?). Me di cuenta de que, no «me di cuenta que» (¿de qué te diste cuenta?, no ¿qué te diste cuenta?). Estoy seguro de que‚ no «estoy seguro que» (¿de qué estás seguro?, no ¿qué estás seguro?). Me alegro de que, no «me alegro que» (¿De qué te alegras?, no ¿qué te alegras?). Me enteré de que, no «me enteré que» (¿De qué te enteraste?, no ¿qué te enteraste?).

201. No debe confundirse sino con si no. Sino es palabra átona —la pronunciación sinó es errónea—; si no se pronuncia sinó. Veamos la diferencia: «No come, sino trabaja» (en lugar de comer trabaja); «no come si no trabaja» (si no trabaja no come). (Simplificado del Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española de Manuel Seco, 10ª edición, Espasa-Calpe 1998.) Es una confusión muy extendida.

202. Está muy extendido el uso erróneo de escuchar con el sentido de oír, pero el matiz es muy importante, ya que es escuchar significa prestar atención o incluso hacer caso, mientras que en oír no suele intervenir necesariamente la voluntad. Es posible oír sin escuchar y escuchar sin oír.

203. Quizá por su parentesco con conyugal, algunos pronuncian «cónyugue» a pesar de que se escribe cónyuge. Al no haber u‚ la ge tiene lógicamente el sonido de jota, del mismo modo que a nadie se le ocurriría decir «gueranio» o «guitano» en vez de geranio o gitano.

204. El verbo apretar se conjuga como cerrar. Lo correcto es aprieta‚ no «apreta».

205. Cuando el verbo haber no es auxiliar (por ejemplo, en el caso de habían terminado o habré hecho), suena mal concordarlo en plural como se ve a veces en el habla vulgar («habían tres casas», «hubieron acabado»). Esto se debe a que la persona o cosa de la que se habla no es el sujeto, sino el complemento directo; por eso, cuando esa persona o cosa no es un nombre, sino un pronombre, decimos por ejemplo no lo hay o no las hay.

206. Otro error frecuente consiste en emplear los partitivos terminados en -avo como números ordinales. A excepción de octavo, que es a la vez partitivo y ordinal, no se debe decir «onceavo» por undécimo, «doceavo» por duodécimo, y así sucesivamente, porque no es lo mismo. Catorceavo‚ por ejemplo, sería cada una de las catorce partes en que se divide un todo.

207. «Hace tres meses atrás»: es una redundancia. Suena mejor hace tres meses (forma más habitual) o tres meses atrás (forma más literaria).

208. Aunque en inglés no es tan raro, en español es de mala educación ponerse primero diciendo cosas como «yo y tú» o «yo y ella», en vez de «tú y yo» o «ella y yo».

209. También hay que tener mucho cuidado con las construcciones, palabras y frases que se suelen oír en la Familia por la omnipresente influencia del inglés. Hay casos en que no se entiende o se entiende otra cosa, o se entiende pero suena extraño o mal y da una pésima imagen de la Familia, pudiendo verse incluso como un «lenguaje de secta». Veamos algunos casos:

210. En castellano no se dice que alguien está «en fuego», sino «lleno de fuego» o que «tiene mucho fuego». Y hablando de tener, los niños no tienen escuela, sino que se les da clase o se les enseña.

211. Los pasos no se toman; se dan, porque al avanzar se echa el pie hacia adelante. En sentido figurado hablaríamos más bien de tomar medidas. Y a propósito de medida, conviene tener un equilibrio o término medio, pero no «balance»‚ que no se tiene, se hace (cuando se examina el estado de cuentas o se evalúa algo).

212. Pedir con el sentido de preguntar («pídele a fulano si puede hacer tal cosa», en vez de «pregúntale»). Y hablando de pedir, el perdón se pide‚ no se pregunta, y eso cuando molestamos u ofendemos a alguien. Suena muy raro decir «¿Perdón?» en vez de «¿Cómo?» o «¿Cómo dice?» cuando no se ha entendido algo.

213. El plan de trabajo de la semana no es un horario‚ ya que normalmente está dividido según los días, a no ser que en efecto incluya detalle de las horas, como los horarios escolares, cosa que no suelen hacer los nuestros. Y a propósito de los quehaceres del Hogar, uno no «está en platos», como si fuera la comida servida, sino que le toca lavarlos. Si por alguna razón no puede‚ que los lave otro, pero no «alguien más» (o sea, él y alguien más, además), como se oye tantas veces por influencia del «somebody else» inglés, que a veces significa también eso.

214. «Te damos tantas gracias, Señor», en vez de «Muchas gracias». Suena muy raro.

215. Es mejor acudir al Señor con fervor, o con afán, implorarle, suplicarle, rogarle con toda el alma o algo así; decir «me desesperé con el Señor» sería como decir que me harté de Él porque no me hacía caso. Pero como sí nos lo hace, contemos con milagros, en vez de decir «esperar milagros» por influencia del inglés expect. Porque si no ya no tenemos fe, sino una vaga esperanza, cuando lo cierto es que Dios está obrando tras las bambalinas, o entre bastidores, como se prefiera (¡no detrás de las escenas!) para bendecirnos y hacer que todo redunde en nuestro bien.

216. Seamos fieles al lenguaje de la Biblia en vez de decir cosas raras como «botellas nuevas» o «botellas viejas». Odres, por supuesto, que ni en tiempos de Jesús existían las botellas, ni se rompe un envase de vidrio porque el vino sea más nuevo o más añejo. Y aunque no debemos ser fariseos o santurrones, en todo caso no lo llamemos con una palabreja rebuscada como «autojusto».

217. Ojo con frases y expresiones que aunque en inglés sean habituales en español resultan absurdas, como por ejemplo preguntar: «¿Hay alguien sentado aquí?»‚ cuando es evidente que no hay nadie; mejor preguntar: «¿Estaba alguien sentado...?», o algo así, por si se levantó un momento. Otras frases: «Estoy viajando mañana». (Imposible; si estoy viajando es ahora; mañana voy a viajar.); «recibir un cheque»: mejor digamos «un aviso del Señor»‚ a no ser que en efecto hablemos de dinero. «Redimir el tiempo»: Tampoco quiere decir nada; se aprovecha el tiempo. Y a propósito‚ no existe tal cosa como «tiempo quieto» (nunca se detiene). Digamos ratos de silencio‚ de quietud, de descanso y Palabra o algo por el estilo.

218. Por supuesto, hay también palabras y expresiones que aunque esté bien usarlas entre nosotros conviene tener presente que no las entienden los de afuera‚ como «pasar o tener batallas», o «la Palabra» tomada por antonomasia como la de Dios, salvo que esté muy claro por el contexto o sea en un ambiente religioso.

Fin del recuadro.

Cortesía en la comunicación telefónica

219. Cuando te comuniques por teléfono, habla claro e identifícate de inmediato. Si eres quien recibe la llamada y la otra persona no ha dicho quién es, pregúntale amablemente quién llama.

220. Al hablar por teléfono hay que ser amable y dar la información necesaria. Las personas, sobre todo las de la generación mayor, consideran de mala educación que se responda de un modo cortante.

221. Cuando llames a alguien, a menos que sea urgente, pregunta si es un buen momento para hablar o si prefiere que llames más tarde. Eso le da ocasión de decirte si tiene tiempo o prefiere hablar después.

222. Sonríe cuando estés al teléfono porque, por raro que parezca, la sonrisa se hace oír. Si tienes una sonrisa en el rostro y estás feliz, quien te oiga captará el espíritu. Si tienes el ceño fruncido y una expresión que no denota alegría, o tu voz da la impresión de que preferirías no estar hablando con esa persona, ella también lo notará.

223. No conviene gritar en el auricular, pero habla siempre con el volumen suficiente. Por ser quien llama, tienes la obligación de conseguir que se oigan tus palabras. Hasta vale la pena que al principio de la conversación preguntes en algún momento: «¿Me oyes bien? ¿Hablo más alto?»

224. Cuando hables por teléfono lo mejor es que te concentres en la conversación. No lleves a cabo otras actividades que puedan distraerte a ti o al otro. Es de muy mala educación masticar, comer, beber, sonarse la nariz o hacer cosas por el estilo mientras se habla por teléfono.

Buenos modales en la mesa

Texto en recuadro:

225. (Pregunta:) ¿Debemos en nuestros atareados Hogares comunitarios comer siguiendo las reglas de educación, como en la forma de poner la mesa y los cubiertos y cosas así?

226. (Jesús:) Si pueden, ¿por qué no? Si tienen la forma de hacerlo, ¿por qué no hacen más agradables sus comidas con mejores modales? No hace falta que cada comida sea una ocasión solemne, pero no cabe duda de que pueden mejorar la situación poniendo la mesa correctamente, con los cubiertos adecuados, servilletas y todo lo demás.

227. Si pueden, hasta podrían estudiar la posibilidad de poner la comida en fuentes sobre la mesa en vez de como en un restaurante autoservicio. Quizá podrían hacerlo en una o varias comidas a la semana para que todos practicaran. Es importante sobre todo para los niños, para que aprendan a tener buenos modales y poner bien la mesa.

228. Pero aunque sigan sirviendo la comida al estilo bufé‚ pueden llevar a cabo una campaña en el Hogar para tener mejores modales durante las comidas. Y claro, todas las normas habituales de cortesía, como no comer con la boca abierta, no hablar con la boca llena, no poner los codos en la mesa, no sonarse la nariz en la mesa‚ etc., se aplican en toda ocasión.

Fin del recuadro.

229. Deja la porción más grande para otro. Deja que otro tome la última porción.

230. Si se sirven alimentos variados y no hay suficiente de cada cosa para todos —por ejemplo, si hay un plato con galletas surtidas o una bandeja con sándwiches variados—‚ ofrece a los demás que elijan lo que quieran antes de tomar lo que deseas.

231. Resiste la tentación de zamparte la comida y volver apresuradamente al trabajo.

232. Hay países en los que comer con las manos no solo es aceptable, sino también de buena educación; en otros, sería una vergüenza. Aprende la forma correcta de comer según la cultura de donde vives, a fin de conducirte de una forma limpia, presentable y aceptable.

233. Tómate unos minutos para peinarte, lavarte las manos y la cara y quizá ponerte colonia antes de ir a comer. Estar presentable y oler bien a la hora de comer demuestra consideración.

234. Prueben esto: en una comida cualquiera, que cada uno sirva el plato de otro. Pregúntenle cuánto quiere de cada cosa, y si hay varias opciones, cuál prefiere. La idea es adquirir práctica en servir a otros y ocuparse de las necesidades ajenas antes de las propias.

235. La mala educación en la mesa obra en contra del arma de la hermandad y la unidad, pues significa que no se hace el esfuerzo por brindar a los demás una experiencia agradable en la mesa.

236. Observa sin falta las siguientes normas de cortesía en la mesa:

* Llegar puntualmente a las comidas.

* Pedir por favor y dar las gracias.

* No extender la mano por encima del plato de otra persona ni por delante de su cara mientras come.

* No apoyar los codos sobre la mesa mientras se come, aunque sea solo uno.

* No hablar mientras se tiene comida en la boca.

* No masticar con la boca abierta.

* Masticar la comida lentamente y sin hacer ruido.

* En caso de necesitar algo que no esté cerca, pedir amablemente a otro que te lo pase.

* No eructar, ni aclararse la garganta ruidosamente en presencia de otros. Disculparte si eructas sin querer.

* Cubrirte la boca, volver la cara hacia un lado y disculparte si estornudas o toses estando a la mesa.

* Si tienes que sonarte la nariz, rascarte o algo así, excúsate y retírate de la mesa.

* Evita ensuciar la mesa mientras comes. Recoge con una servilleta la comida que pueda caer.

* No te llenes la boca más de la cuenta.

* Excúsate amablemente al abandonar la mesa después de terminar de comer.

* Agradece a los demás su grata compañía y procura dar las gracias a la persona que preparó la comida.

237. En las conversaciones durante las comidas:

* Escucha a los demás y no monopolices la conversación.

* Que el tema sea siempre apropiado para la mesa, sobre todo si hay niños presentes.

* Habla de temas edificantes.

* Procuren fomentar la conversación en la mesa con preguntas sencillas que no exijan respuestas largas.

* Esfuérzate por incluir a todos los presentes. Por ejemplo, si estás sentado con personas que no están familiarizadas con los últimos adelantos en computación‚ no dediques demasiado tiempo a ese tema. En vez de eso, busca formas de incluirlas en la conversación.

* Participa. La conversación hace más agradables las comidas. No te quedes con los ojos clavados en el plato ni mirando hacia la ventana. Conversa con las personas que tengas al lado.

238. En las comidas, fíjate si hay alguna necesidad y atiéndela. Por ejemplo, si hacen falta agua o vasos, o levántate y reparte servilletas si notas que hacen falta o que no hay ninguna en la mesa.

239. Cuando te levantes para ir a buscar algo que necesites, pregunta si puedes traer de paso algo para otro. Por ejemplo, si te levantas para servirte una fruta, pregunta si alguien más quiere. O toma la iniciativa y lleva a la mesa el frutero por si acaso.

240. Cuando te sirvas, no te llenes el plato en exceso. Es perfectamente aceptable repetir una o dos veces si hay suficiente. Es más cortés y más amoroso que servirse una porción desmesurada la primera vez, lo cual puede dejar sin comida a otros. También es mejor que servirse demasiado y después tirar la comida.

241. Aunque no te guste la comida, procura comer un poco de lo que se te haya puesto delante, dando gracias. Con ello, no solo manifiestas aprecio a quien cocina, sino que también das buen ejemplo a los niños. Esto es todavía más importante cuando se come en casa ajena.

242. Aprende a comer correctamente las comidas que ensucian más. Por ejemplo‚ al comer espaguetis, enrosca unos pocos en el tenedor para ingerir un bocado de tamaño razonable. Es adecuado ayudarse con una cuchara. No los sorbas ni dejes que cuelguen del tenedor.

243. Cuando untes mantequilla‚ mayonesa‚ mostaza, ketchup, mantequilla de maní, miel o salsas por el estilo en el pan o en alimentos como panqueques o papas‚ es de buena educación que saques un poco del bote y lo pongas en tu plato y untes desde ahí. Una vez que el cuchillo toca el pan o la comida en cuestión, lo mejor es no volver a introducirlo en el tarro‚ pues podrían quedar migajas o restos de comida en la mantequilla, miel o lo que sea. No solo es una cuestión de buenos modales, sino que evita que se mezclen las salsas y aliños y se contamine la comida.

244. En la medida de lo posible, sobre todo en nuestros Hogares comunitarios, conviene que la mayor cantidad de miel, ketchup, mostaza y otras salsas y aderezos se pongan en recipientes de donde se los pueda servir apretándolos en vez de tener que introducir un cuchillo.

245. No pongas la cuchara o el tenedor en un bote o recipiente después de habértelo metido a la boca. Es inaceptable, y al hacerlo pasarías tus microbios a otras personas, o por lo menos echarías a perder la comida.

Texto en recuadro:

Normas de cortesía en la mesa. Perspectiva general de lo que se considera apropiado en distintas culturas

Neil Payne, The Sideroad

Para manifestar buena educación en una comida intercultural se deben tomar en cuenta los siguientes puntos y adaptarse en conformidad:

246. Disposición de los comensales: ¿Hay un protocolo que rija dónde sentarse? ¿Se debe esperar a que le asignen a uno su lugar? ¿Es de buena educación que un hombre se siente al lado de una mujer?

247. Forma de comer: ¿Qué utensilios se emplean, o no se emplean? ¿Se come con tenedor y cuchillo, con las manos o con palillos? ¿Se deben emplear los utensilios de cierta forma?

248. Postura: ¿Cómo hay que sentarse? ¿Es de mala educación poner los codos sobre la mesa? Si uno se sienta en el piso, ¿cuál es la postura correcta?

249. Conversación: ¿Es de buena educación conversar durante la comida? ¿Es apropiado hablar del trabajo?

250. La comida: ¿Qué comidas son comunes? ¿Es de buena educación felicitar al cocinero? ¿Cómo se hace? ¿Se debe comer todo lo que se tenga en el plato? ¿Es de buena educación pedir más?

251. En la casa/en el restaurante: ¿Qué diferencias hay en cuanto a buenos modales? ¿Se debe llevar un obsequio a los anfitriones de la casa? ¿Quién paga la cuenta en el restaurante?

252. A fin de destacar algunas de las diferencias entre las normas de cortesía en la mesa de distintas culturas, pondremos ejemplos de algunos países:

En Alemania

253. Se considera de buena educación quedarse de pie hasta que se le indique a uno donde sentarse.

254. En la mesa se adopta el estilo de Europa continental: tenedor en la mano izquierda y cuchillo en la derecha.

255. No se comienza a comer hasta que lo indica el anfitrión.

256. Es de mala educación apoyar los codos en la mesa.

257. Se procura cortar la comida con el tenedor, porque así se elogia el cocinero por lo tierna que está la comida.

258. Se come todo lo que está en el plato.

259. Para indicar que se ha terminado de comer, se dejan el tenedor y el cuchillo en posición paralela sobre el lado derecho del plato.

En Japón

260. El invitado de honor preside la mesa sentado en el extremo más alejado de la puerta y empieza a comer primero.

261. Hay que aprender a comer con palillos. Jamás se apunta con ellos ni se pincha la comida con ellos. Cuando se hace una pausa para beber o conversar, se dejan los palillos en el soporte dispuesto para ello.

262. Es de buena educación probar un poco de todo.

263. Se conversa en voz baja.

En Turquía

264. Las comidas son un encuentro familiar. Las conversaciones son animadas y a alto volumen.

265. Se sirve primero al cabeza de familia o al invitado.

266. Es de buena educación insistir en que se sirva primero a la persona de más edad.

267. Pedir más comida es un elogio.

268. Si se come en un restaurante‚ las normas de cortesía turcas exigen estrictamente que pague quien invita.

En Estados Unidos

269. El tenedor se tiene en la mano derecha y se emplea para recoger alimento a modo de cuchara, no solo para pinchar.

270. Mientras se emplea el cuchillo, el tenedor se pasa a la mano izquierda. Para seguir comiendo, el tenedor se vuelve a pasar a la mano derecha.

271. Si te resulta más cómodo comer al estilo europeo, no estará mal visto para nadie.

272. Se pueden rechazar alimentos y bebidas sin ofender.

273. Muchos alimentos se comen con la mano.

En el Medio Oriente

274. A los invitados se los honra con las mejores partes de las carnes: la cabeza, los ojos, etc.

275. Los alimentos se comen solo con la mano derecha.

276. Para arrancar un trozo de carne, se empuja contra el plato y se arranca la cantidad deseada con el dedo índice y el pulgar.

277. El arroz se como a puñados con los dedos.

278. No hay que tener miedo a ensuciarse.

279. Si has terminado de comer, deja comida en el plato; de lo contrario te lo volverán a llenar de inmediato.

280. Es de buena educación elogiar al anfitrión por la comida y por su hospitalidad.

281. Estos son unos poquísimos ejemplos de las diferencias en cuanto a los buenos modales en la mesa de diversas culturas. Conviene que antes de viajar a algún país se enteren de lo que se considera de buena educación en la mesa allí. En EE.UU., por ejemplo, la norma es comer con un brazo caído debajo de la mesa si solo se come con un cubierto, y es frecuente ver esto también en niños y personas criadas en la Familia, por la inevitable influencia norteamericana. Sin embargo, eso no solo se ve muy raro en Latinoamérica y Europa, sino que además el Manual de Carreño dice: «Es un acto que manifiesta poca cultura, y que al mismo tiempo comunica al cuerpo un aire inelegante y tosco‚ el dejar caer sobre las piernas una mano, ocultándola así de la vista de los demás, en tanto que se está haciendo uso de la otra para comer o beber».

Fin del recuadro.

Continuará

© La Familia Internacional, 2006