Preparación de equipos ganadores, 7ª parte: Ética profesional y ser fieles a la vocación

Maria
May 9, 2006

Table of Contents

BN 1175 DF/MM/MC MAYO ?2006

Carta de MaríaDF/MM/MC 3596 XII-2005

Esta BN la deberá leer el Hogar reunido.

Apreciada Familia:

1. En la última BN de esta serie titulada Preparación de equipos ganadores nos concentramos en el tema de llevar una vida equilibrada en el Hogar, así como en la importancia de pasarlo bien. En esta BN, a fin de presentar el reverso de la medalla, les pasaré mensajes sobre el tema de desempeñarse con profesionalidad en el trabajo y ser fieles al llamamiento que les haya dado el Señor. Hemos hablado de divertirse con moderación; ahora hablaremos del trabajo. Trabajar con empeño en el tiempo dispuesto para ello es una parte importante de tener un buen equilibrio.

2. Les ruego que conforme leen estos mensajes tengan en cuenta la instrucción que ya ha vertido el Señor sobre el equilibrio que debe haber en su vida y su Hogar. No permitan que ahora el Hogar se vaya al extremo de estar tan entusiasmado con el trabajo que todos acaben por agotarse y olvidarse de los demás aspectos tan importantes de su vida. Acuérdense del tiempo que deben dedicar cada día a tener comunión espiritual con nuestro Esposo, a fortalecerse, a fraternizar con sus hijos, seres queridos y demás integrantes del Hogar‚ a entretenerse con frecuencia y todos los demás aspectos de una vida equilibrada, ¡para que no acaben por quemarse!

3. En cuanto al primer tema de esta BN, el ganador trabaja con ahínco. No encontrarán a nadie que haya logrado algo destacado o importante en el mundo y haya sido un holgazán. Nunca se oye de los que se quedan cruzados de brazos esperando a que el éxito les salga al encuentro, ni de los que se mantienen al margen esperando a que se les entregue un trofeo en bandeja de plata. No se oye hablar de personas así porque nunca hicieron mucho ni ganaron nada. Quienes hacen noticia son los que toman la iniciativa, los que trabajan con empeño, los que superan obstáculos, los que no desisten, los que ponen las horas necesarias para alcanzar sus metas, para ser ganadores.

4. Lo mismo pasa con nuestros Hogares. Los Hogares de la Familia deben estar integrados por personas que trabajen con empeño‚ dispuestas a trabajar para obtener resultados. Está claro que para lograr los mejores resultados debemos trabajar según indica el Espíritu, con el poder de nuestro Esposo, con la asistencia de las nuevas armas y de nuestros espíritus ayudantes y la guía de la Palabra, no por nuestras propias fuerzas. Pero no es que trabajar en el espíritu no requiera esfuerzo. Ser soldados eficaces en espíritu y hacer nuestra parte exige mucho trabajo físico, concentración, atención, tomar decisiones atinadas y más. Tenemos que trabajar con ahínco para hacer lo que nos ha pedido el Señor. No podemos ser perezosos y contentarnos con hacer lo mínimo, esperando alcanzar los resultados a los que tanto el Señor como nosotros aspiramos.

5. Creo que ustedes están haciendo su parte. A lo largo de los últimos dos años han demostrado de manera particular su capacidad de trabajar con empeño, poner las horas necesarias y llegar hasta el final. A la mayoría no hay que animarlos a trabajar más, pero seguramente se beneficiarán de los siguientes consejos sobre ética profesional y trabajar con más eficiencia. También creo que hay algunos que podrían llevar una carga mayor en el Hogar, tomar más la iniciativa‚ ofrecerse para encargarse de más, esforzarse por ser más profesionales en su trabajo, aprovechar mejor el tiempo y contribuir más al éxito y productividad generales del Hogar siendo más fieles y aplicados y teniendo más motivación. Ustedes saben quiénes son, así que al que le caiga el guante‚ que se lo plante. Y si no‚ estoy segura de que estos mensajes los motivarán mientras siguen entregándose de lleno.

6. El segundo tema, ser fieles a su vocación, creo que los beneficiará a todos. Todos necesitamos ánimo para persistir en el llamamiento del Señor y estar contentos con el puesto de servicio con que nos ha bendecido, en vez de envidiar a otros o pensar en lo que no tenemos o nos gustaría tener. Nuestro amoroso Marido brinda también mucho aliento en esa sección y nos recuerda lo importantes que son las labores que desempeñamos para Él. Por eso, si están pasando batallas con relación a su puesto de servicio, si les parece que se están perdiendo algo, están inquietos o se preguntan si harán falta, o incluso creen que les vendría bien un poco de ánimo, estos mensajes son para ustedes.

7. ¿No les parece maravillosa la vida que vivimos al servicio de Jesús? ¡Agradezco en el alma que le sirvamos, que tengamos una razón para vivir, que trabajemos en la mejor empresa del mundo y nos dediquemos a la profesión más digna que existe! Servir al Señor da mucho trabajo, pero la paga es excelente, los aumentos de sueldo son impresionantes, el ambiente de la compañía es de amor y apoyo, los empleados son estupendos y nuestro Jefe Jesús compensa todo sacrificio. Yo no querría ejercer ninguna otra profesión, ¡y estoy segura de que ustedes, mis compañeros de trabajo, piensan igual!

8. Gracias‚ Jesús, por la buena atención que nos brindas a Tus empleados. Los beneficios de servirte son mejores que ningún aumento de sueldo‚ ascenso o día de suerte en el mercado de valores. El amor y la felicidad que nos brindas jamás se podrían adquirir con dinero.

Cariñosamente en nuestro Esposo fuera de serie,

Mamá

ÉTICA PROFESIONAL

Síntesis

9. El equipo de un Hogar ganador lo componen integrantes que contribuyen de manera profesional‚ tienen una buena ética profesional y se entregan de lleno para que el Hogar salga adelante. Sienten el deber de llevar su parte de la carga, de las funciones, tareas y ministerios‚ a fin de que el Hogar marche sobre ruedas y lleve fruto. Los integrantes de un equipo ganador toman la iniciativa, actúan sin que otro se lo pida y no se limitan a hacer lo que tienen asignado. Cuando es necesario, hacen más de lo que señala el deber.

10. Los integrantes de un equipo ganador trabajan con empeño cuando es hora de trabajar. Ponen de buen grado las horas que hagan falta‚ sabiendo que su Hogar será como ellos lo hagan. Se sienten responsables del estado del Hogar y saben que su éxito lo determinarán en parte la fidelidad que manifiesten, cuánto se apliquen en el trabajo‚ lo bien que se administren el tiempo y la atención y energías que pongan en su servicio a Jesús. Su Hogar tiene frutos que dan fe de su fidelidad, buena ética profesional, empeño y gran dedicación.

Pautas para equipos ganadores

Contribuir al Hogar de manera profesional

11. Toda compañía quiere profesionales, personas que hagan bien su trabajo y produzcan. Las empresas quieren empleados que no solo estén capacitados para la labor sino que también trabajen con empeño porque quieren tener éxito y no limitarse a mantener su posición, sino avanzar en su campo. Las empresas quieren que quienes trabajen en ellas se merezcan lo que se les paga por su excelente producción. Y si los empleados no producen lo suficiente para que su presencia en la compañía sea rentable, corren peligro de perder el empleo.

12. La Familia también es una empresa y cada Hogar una sucursal. Y aunque en la mayoría de los sentidos no nos desempeñamos como las empresas mundanas, tenemos algo en común con ellas: la necesidad de que cada empleado trabaje con empeño para que la empresa prospere. Claro que no basta con trabajar mucho. Si nos limitáramos a trabajar mucho no lograríamos gran cosa para el Señor, ya que lo haríamos por nuestras propias fuerzas. La labor que desempeñamos para Él es a la vez física y espiritual. Debemos poner empeño y tener hábitos sanos de trabajo, y al mismo tiempo ejercitarnos en la dependencia y valernos de todas las nuevas armas y de los dones espirituales para llevar a cabo lo que no podemos hacer en la carne.

13. La meta no es que todos los integrantes del Hogar se maten trabajando. Debe haber un equilibrio en el día en el tiempo de trabajo y tiempo de sobra para dedicar al Señor, a los hijos, a la propia familia y a descansar, entretenerse y disfrutar de la compañía de los demás. La cuestión es sacar el máximo provecho al tiempo de trabajo. Emplear esas horas de modo profesional. No holgazanear cuando se sale a testificar. No limitarse a dejar pasar el tiempo cuando se esté con los niños. Sacar el máximo provecho a esas horas, que cuenten. Trabajen con ahínco y hagan el esfuerzo necesario en sus horas de trabajo, y luego relájense cuando llegue el momento. Tener una buena ética de trabajo es cuestión de trabajar con inteligencia y eficacia, no forzosamente de poner más horas.

14. (Papá:) Creé la Familia para los que querían entregarse de lleno a Jesús, hasta las últimas consecuencias, amarlo y servirlo con todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas. Gracias a Dios por la Familia, en la que pueden hacerlo, a diferencia de lo que pasa en otras iglesias y organizaciones, y gracias a Dios por ustedes, sus integrantes, que se entregan de lleno al Señor cada día.

15. Gracias a Dios por nuestros amados integrantes de la Familia que desean de todo corazón vivir por Jesús y por el prójimo y no tienen en menos la Palabra y los mandamientos del Señor; ¡que no quieren hacer el mínimo, sino el máximo! ¡No se contentan con ser cristianos al 50%, o al 60%‚ 70%, 80% o siquiera el 90% por ciento! Quieren entregarse al cien por cien en todos los sentidos y cada día. Eso es lo que hace a la Familia maravillosa, poderosa y única, ¡además del ejército de Dios del Tiempo del Fin! ¡Que Él los bendiga!

16. ¿Saben por qué digo todo esto? Porque además de que es cierto y se merecen estos elogios y alabanza y muchísimo más, a veces también les ayuda que se les recuerde por qué se juntaron a la Familia –o por qué decidieron quedarse si nacieron en ella- y en qué consiste la Familia. Si no, al cabo de un tiempo podrían dejar de apreciarla tanto como deben, sobre todo si llevan muchos años en ella o nacieron en ella. Comienzan a perder el fuego y el fervor, el entusiasmo y la iniciativa que tenían cuando se unieron o cuando se enamoraron de Jesús, y luego se sienten un poco satisfechos de sí mismos y letárgicos, y empiezan a aminorar la marcha y holgazanear. ¡No permitan que les ocurra eso!

17. No sean de los que se integraron hace años; ¡intégrense hoy mismo! Háganlo cada mañana al despertar. Consagren su vida, su corazón, su mente y su alma al Señor cada día, como si fuera el primero. En realidad lo es, porque tienen el resto de su vida por delante, es un día que nunca volverán a vivir. ¡Hagan, entonces, lo mejor que puedan por el Señor ese y todos los días!

18. ¡Por si todavía no lo habían adivinado, apreciada Familia, esta charla trata de entregarse de todo corazón, la iniciativa, el entusiasmo y entregarse de lleno a Jesús cada día sin falta! Quiero recordarles y comentarles todo eso, ya que son elementos muy necesarios para un Hogar ganador, y si los integrantes del suyo no los tienen, no será un verdadero Hogar ganador. Si cada uno no entrega al Señor lo mejor de sí –levantándole la moral a los demás y manteniendo el Hogar, compartiendo y llevando las cargas los unos de los otros- podrían acabar por hundir a otros o hasta a todo el Hogar. Y uno así no es un Hogar ganador, un Hogar en alza, sino que se está hundiendo‚ y hasta puede que vaya rumbo a convertirse en un Hogar derrotado o perdedor.

19. Para que el suyo sea el mejor Hogar posible, cada uno tiene que hacer lo mejor que puede y entregar lo mejor de sí. Trabajen con empeño y profesionalidad, tomen la iniciativa, sean entusiastas‚ ayuden a llevar la carga, ¡y hagan más de lo que les corresponde! No se limiten a hacer lo que se les pide; ¡hagan más y háganlo mejor! Eso es lo que hace que un Hogar sea un verdadero Hogar ganador, cuyos integrantes no se limitan a cumplir su obligación, sino que hacen todo lo que pueden, y todos se esfuerzan juntos y no solo hacen su parte, no solo llevan su porción de la carga haciendo lo mínimo, ¡sino más de lo que marca el deber!

20. Ahora los Hogares son en general más grandes debido a las nuevas reglas sobre su tamaño, pero de todos modos, no formarán un Hogar ganador si no están dispuestos todos a hacer su parte, entregarse de lleno y dar aún más. De lo contrario, algunos integrantes estarán sobrecargados de trabajo mientras que otros harán menos de lo que deben y no se desempeñarán al máximo de su capacidad. Los sobrecargados acabarán por agobiarse y agotarse por el estrés y la carga, y eso desde luego afectará al Hogar. Sé que no quieren que pase eso.

21. Recuerden que deben ser guardas de sus hermanos y que si un miembro sufre, todos sufren. Si un integrante no puede con la carga porque los demás no colaboran ni hacen su parte, todos se perjudican. Su Hogar es responsable colectivamente y el éxito y el fracaso son de todos. Por ser un equipo, o bien se ayudan unos a otros y se fortalecen entre sí, o acabarán por fracasar y perder, para decirlo en términos claros.

22. Esfuércense más por ser una bendición y ayudar en el Hogar, tanto física como espiritualmente. Hasta detalles pequeños ayudan mucho. Si llegan a casa y ven basura en el jardín, ¿por qué no se toman unos momentos para recogerla en vez de pensar que es tarea de otro? Si pasan por la cocina y ven que la basura está rebosando, ¿por qué no la sacan? Si el baño o la sala están hechos un desastre y disponen de unos momentos, ¿por qué no lo arreglan o limpian algo? Si conducen un vehículo, ¿por qué no se toman unos minutos para dejarlo ordenado‚ limpio y con el tanque lleno de gasolina cuando regresen a casa?

23. En el plano espiritual también pueden influir mucho. Si hay uno que ora siempre porque nadie más lo hace, ¿por qué no se lanzan a orar más? Aunque les parezca que no oran bien o se traban con las palabras, si no practican no se perfeccionarán. Si la persona a la que le toca dirigir las devociones, dar la clase o cuidar de los niños necesita ayuda, ¿por qué no se ofrecen parte del tiempo? Si alguien va a salir a apacentar a un amigo o proveedor, ¿por qué no se ofrecen a acompañarlo, o por lo menos se acuerdan de orar por esa persona y por su encuentro mientras está fuera?

24. ¿Entienden? Para salir adelante y ganar‚ lo que cada uno entregue debe acercarse lo más posible al 100%, sin limitarse a hacer lo que se le exige. No piensen: «Ahora que ya he hecho mi parte puedo tomármelo con calma», cuando es posible que haya otros que hagan mucho más, que nunca puedan descansar y estén a punto de llegar al límite y agotarse.

25. Si han adquirido la costumbre de hacer solo lo que se les exige, recuerden lo que les exige el Señor: «Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas.» «Ojalá fueses frío o caliente.» «En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.» «Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.» «¡Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Ec.9:10; Ap.3:15-16; Rom.12:11; Gál.6:2; Fil.3:14.) Eso es lo que pide el Señor a ustedes, Sus discípulos y seguidores de Sus enseñanzas, y no son más que unos pocos versículos sobre el tema, ¡sin contar las Cartas que he escrito sobre él!

26. ¡Sean impulsores, no holgazanes ni un lastre! Levanten a los demás, no sean una carga. Tengan iniciativa.

27. Eso sí, espero que entiendan que no espero lo mismo físicamente de cada integrante del Hogar. Algunos son más jóvenes que otros‚ están mejor de salud y pueden hacer más en lo físico. Pero todos pueden entregarse de lleno espiritualmente‚ y a eso nos referimos. Entréguense de lleno en espíritu, y el cuerpo lo hará por inercia. Y si batallan con la tendencia a ser un poco aletargados espiritualmente‚ si se ponen en marcha en el plano físico, muchas veces pasa lo mismo en el plano espiritual.

28. Dénselo todo al Señor y a Su ejército. Para eso se alistaron, ¿verdad? Y por eso siguen con nosotros, ¿no es así? No se contenten con un servicio a medias, ni siquiera a hacer todo lo que se les exige. Hagan más de lo que señala el deber, exíjanse, ¡y apunten alto! Si no se sienten realizados o les parece que les falta algo en la vida, o que las circunstancias los frenan, puede que la falla esté en ustedes. La satisfacción de la mayoría depende de lo decidido que se esté a alcanzar esa realización. Si les parece que falta algo, ¿por qué no lo buscan con todas sus fuerzas hasta que lo encuentren? Y si les parece que los frenan las circunstancias, ¿por qué no ejercitan el poder para remontarse, invocan las llaves y prosiguen hacia la meta a pesar de todo? Querer es poder. Por lo general lo que falta no es la forma de hacerlo, sino el querer, ¡la voluntad!

29. Recuerden que no necesitamos meros obreros en la Familia; ¡sino obreros con capacidad para dirigir! Personas capaces de tomar la iniciativa, dar un paso más, hacer una tarea más y trabajar mejor, con más empeño y a veces durante más tiempo del que se les exige. Si hacen lo que el Señor les pide, ¡todo es posible! Si emplean las armas espirituales que les ha dado, no hay imposibles. Si se entregan de lleno a Jesús‚ Él lo dará todo por ustedes, tanto ahora, como cien veces más en el otro mundo por la eternidad.

30. Sobrelleven, pues, los unos las cargas de los otros, repártanse la carga de trabajo, entréguense por entero a Jesús y los demás, ¡y serán ganadores, un Hogar ganador, y resplandecerán como las estrellas del firmamento por la eternidad! Que Dios los bendiga, ¡y los bendecirá! ¡Los quiero mucho!

Importancia de tomar la iniciativa

31. (Mamá:) Algo que necesitamos más en los Hogares es iniciativa; que los integrantes no se limiten a hacer lo que dice el plan de tareas, sino que vayan más allá, como dice Papá en el mensaje que acaban de leer. Necesitamos a más personas que actúen sin que se lo digan, con la motivación para cambiar la situación, para reemplazar a otro cuando haga falta, para ser pioneros.

32. Una de las cosas que decía Papá en la clásica Carta Montañeses que necesitábamos era iniciativa‚ y en los Hogares de hoy la seguimos necesitando en la misma medida. Es una lata que haya que arrastrar o empujar a los integrantes. Se produce un efecto tremendo cuando todos aspiran a ser impulsores, a contribuir a que el Hogar avance teniendo espíritu de apoyo y obrando en consecuencia.

33. (Jesús:) En el mundo hay tres clases de personas. Al primer grupo lo llamaré los minimizadores, al segundo los conservadores y al tercero los maximizadores.

34. Los minimizadores aplican la ley del mínimo esfuerzo. Van por la vida de mala gana. Solo hacen lo que no pueden evitar, y muchas veces ese trabajo inevitable lo hacen de modo descuidado y chapucero. Siempre andan buscando formas de escabullirse, rehuir el esfuerzo y la responsabilidad, evitan poner demasiadas energías en ayudarse a sí mismos o a los demás‚ aunque por lo general hacen un poco más gustosos lo que los beneficia a ellos que lo que beneficia a otros. Los minimizadores hacen eso mismo, lo mínimo.

35. Los conservadores son los que hacen lo necesario para conservar el estado actual. No son perezosos, pero tampoco toman mucha iniciativa. Cumplen su obligación, llevan su parte de la carga y lo hacen bien‚ pero no son de los que generan acción. Son concienzudos; no quieren dejar todo el trabajo en manos de los demás. Pero tampoco quieren hacer más, llegar más lejos ni asumir mayores cargas. Se contentan con hacer lo que pueden, lo que se les exige‚ y con hacerlo bien, pero nada más. No miran al futuro ni estudian mejores métodos. No se dan cuenta si surge otra tarea adicional que haya que hacer. Los conservadores se limitan a hacer eso; a conservar la situación del momento.

36. Los maximizadores aspiran a darse al máximo. Son los que toman la iniciativa‚ los que cumplen sus tareas y hacen lo que se les pide, pero también tienen los ojos abiertos para ver cualquier otra cosa que haya que hacer. Se preocupan por los demás y les ayudan cuando lo necesitan. Ven las necesidades de su Hogar y las atienden sin que nadie tenga que espolearlos y sin que sea parte de su ministerio o sus tareas programadas. Quieren que su Hogar sea feliz y productivo, que esté encarrilado, y están dispuestos a hacer todo lo posible para ayudarlo a avanzar. Los maximizadores hacen eso mismo: se entregan al máximo.

37. Quiero ver en Mis Hogares de la Familia a más personas que den al máximo. Quiero ver a los que desean tener impacto, no solo de palabra sino con sus acciones. Quiero ver a los que toman la iniciativa, a los que aportan algo positivo al Hogar, a los que quieren que este sea más de lo que es. A los que están dispuestos a pensar más en los demás que en sí mismos. A los que se comprometen a prestar un servicio óptimo en cada aspecto de su vida. A los que son humildes siervos de todos‚ dispuestos a hacer cuanto haga falta para producir un cambio. ¡Quiero maximizadores! ¿Te contarás entre ellos?

Tenemos que hacer nuestra parte

38. (Mamá:) Se preguntarán por qué tenemos que trabajar tanto para Jesús en vista de tantas armas espirituales y dones como tenemos a nuestra disposición: las llaves, la alabanza, nuestros espíritus ayudantes, etc. Pensarán: «¿No debería ser nuestra vida mucho más fácil ahora? Quizá no tenemos que exigirnos tanto ni trabajar tanto. A lo mejor todo puede darse sobrenaturalmente. O tal vez haya más milagros y no tengamos que esforzarnos tanto.»

39. Pues bien, a veces las cosas pueden darse de modo sobrenatural, pero la mayoría de las veces el Señor nos pide que hagamos nuestra parte, y luego Él hace lo que nosotros no podemos. Hay numerosos ejemplos de este principio, como la historia de Lázaro, que todos conocemos bien. El Señor tenía el poder para resucitarlo, pero contaba con que los presentes hicieran algo, lo que podían‚ con que retiraran la piedra. (Juan 11:38-44.)

40. Lo mismo pasa con nosotros en nuestros Hogares. No podemos quedarnos cruzados de brazos sin hacer nada, holgazanear y esperar que el Señor recaude los fondos que necesitamos, aprovisione, haga las compras y testifique por nosotros, enseñe a los niños por nosotros, cocine por nosotros y todo lo demás. Aunque hace milagros y tiene todo el poder del universo, tiene Su forma de actuar. Lo hace a través de nosotros y con nosotros. Por lo general no hace lo que podemos hacer nosotros mismos, sino lo que no podemos hacer.

41. Trabaja codo a codo con nosotros. Cuando ve que hacemos nuestra parte, que somos fieles en las tareas a las que nos ha llamado, que no somos perezosos sino fervientes en espíritu al servirlo (Rom.12:11)‚ nos bendice. En cambio, si ve que no estamos dispuestos a dedicar el tiempo necesario, poner empeño en servirlo y dar testimonio ante el mundo, no tendrá muchas ganas de bendecirnos. Si no emplean mucho sus talentos, o si los entierran en vez de invertirlos, puede que los reprenda en vez de recompensarlos (Mat.25:14-27).

42. (Jesús:) Esposas Mías, cuando son fieles y trabajan con empeño‚ las bendigo más. Cuando veo que son diligentes en la labor que les he encomendado, me motivan a bendecirlas más, a responder más a sus oraciones, a permitir que vean más claro los frutos de sus labores. Por supuesto, no me refiero a obrar con el brazo de la carne. También deben contar con el ungimiento del poder de Mi Espíritu. Me refiero a que hagan su parte, lo que pueden hacer en la carne‚ lo que les he indicado que hagan en el plano físico, y a que no sean perezosos en lo que requiere diligencia. Cuando hacen lo que pueden‚ siempre hago lo que no pueden. Siempre los bendigo.

43. Cuando trabajan mucho para Mí, cuando se comprometen a prestar un servicio óptimo en su trabajo, me demuestran que valoran mucho su servicio a Mí. Demuestran que desean salvar almas‚ o que sienten apremio por obtener sustento o están decididos a educar bien a sus hijos -o cualquier otro aspecto en que se estén concentrando-, y eso me motiva a salir a su encuentro, a hacer los milagros y las obras espirituales que ustedes no pueden hacer, a bendecirlos de formas visibles e invisibles. Cuando trabajan con ahínco para Mí y no son perezosos, me demuestran que van en serio, que son una inversión sabia, y les prodigo recompensas.

44. Vale, pues, la pena que no solo trabajen arduamente en espíritu‚ sino que también manifiesten profesionalidad en el trabajo poniendo las horas necesarias y sacándoles el máximo provecho. Cuando salen a testificar vale la pena que metan lo más que puedan en el tiempo del que disponen, para que Yo esté en condiciones de bendecirlos al máximo. Cuando están con los niños, vale la pena que les den todo de sí, que les impartan una instrucción profesional y óptima, para que gracias a ello pueda bendecirlos tanto a ustedes como a ellos. Cuando preparan una comida para el Hogar, háganlo con ilusión y preparen algo delicioso y saludable que sea nutritivo y del gusto de todos.

45. Siempre sale a cuenta entregármelo todo, amores Míos. Hagan lo que hagan, apunten a las estrellas, sean profesionales y lúzcanse con fidelidad y diligencia.

Trabajen como deben

46. (Mamá:) Si últimamente están entre los minimizadores, o si se han vuelto un poco más perezosos y letárgicos en el trabajo, en vez de poner empeño y tener efecto, querrán pedir al Señor que les ayude a cambiar. Tienen que romper con el pasado y pedirle que transforme su naturaleza y su personalidad, que los libre de sus malos hábitos, de todo lo que les impida entregarse al 100% al Hogar. Si ponen su voluntad de parte del Señor y comienzan a dar los pasos necesarios para cambiar, les garantizo que irán rumbo a convertirse en maximizadores.

47. (Jesús:) Cuando ven a un equipo ganador practicar un deporte‚ ¿llevan los jugadores una carga desigual? En una carrera de relevos, ¿ven a un corredor exigirse al máximo mientras los demás van al trote? ¿Afloja el ritmo un jugador del equipo esperando a que los demás compensen el tiempo que se perdió por su bajo rendimiento? No. Todos los integrantes del equipo se esfuerzan al máximo. Hacen lo mejor que pueden.

48. En una carrera de relevos cada corredor corre lo más que puede para entregar el testigo al siguiente. No se lo toma con calma, pensando que los demás corredores compensarán el tiempo que él pierda. Se entrega de lleno cuando le llega su turno. Se mantiene en forma, se esfuerza y se entrega para cumplir su parte en el equipo y ser de ayuda en vez de un lastre. Del mismo modo, el equipo de todo Hogar ganador tiene que estar compuesto por personas que lleven su parte de la carga, tanto espiritual como físicamente.

49. Si te toca lavar los platos, realiza esa tarea lo mejor que puedas, entregándote de lleno y cumpliendo todas tus obligaciones para que otro no tenga que ocuparse de lo que no hiciste. Habrá veces en que tú u otro integrante del Hogar no puedan cumplir alguna tarea u obligación y otro tenga que hacer más para cubrir el hueco‚ pero debería ser la excepción que confirme la regla.

50. Todos tienen que estar dispuestos a sustituir a otros y hacer su parte por cubrir todo hueco. Pero si sueles ser la persona que crea los huecos en el Hogar, o a veces no se puede contar contigo para que hagas tanto como puedas dando lo mejor de ti, no eres de ayuda. Eres un lastre que hunde al equipo y lo frena, y tienes que orar con relación a tu nivel de consagración.

51. No se puede formar un equipo ganador con holgazanes y gorrones. Los holgazanes son los que no dan tanto como deberían. Los gorrones son los que se contentan con cosechar los beneficios mientras se quedan mirando a los que hacen la mayor parte del trabajo. Si ven que entran en una de esas clasificaciones, tienen que hacerse algunas preguntas profundas y muy serias sobre su nivel de dedicación.

52. ¿Están realmente en la Familia para entregarse al máximo, o les convendría más otro nivel de servicio? ¿Están aquí para hacer su parte por ayudar al equipo a avanzar y progresar? ¿O son pasajeros de primera o segunda clase que hacen que el equipo avance más lento o que se limitan a hacer lo mínimo?

53. Todos deben trabajar al 100%. No puede haber unos que se den al 50% y otros que tengan que aportar el 150% para compensar por los que solo dan el 50%. Si todos contribuyen, aportan, apoyan y hacen su parte al 100%, no será tan difícil dar un 10% más cuando haga falta reemplazar a alguien, ya que no tendrán que esforzarse más de la cuenta ni estarán al límite en todo momento.

54. Lo que digo es que todos deben hacer su parte si quieren que su Hogar sea un equipo ganador. Sea cual sea esa parte, por grande o pequeña que parezca, si se entregan de lleno a ella y están dispuestos a hacer lo que deben para que el equipo sea fuerte, saldrán adelante.

55. Hay un lema que emplean los ejércitos del mundo: «Lo importante no es integrarse al equipo, sino fortalecerlo». (Es decir, que no es cuestión de que te elijan para el equipo‚ sino de que aportes a él.) Eso prácticamente lo resume todo. No es cuestión de llegar al Hogar, sino de fortalecerlo con la presencia de uno. ¿Estás haciendo a tu Hogar más fuerte? ¡Deberías fortalecerlo en algún sentido!

Palabras de aliento para cuando tienen más trabajo que de costumbre

56. (Mamá:) Recuerden que cuando hablamos de trabajar más, de poner más horas o de llevar una porción mayor de la carga en el Hogar no me refiero a los que ya llevan una carga más pesada de lo que pueden soportar. El Señor no está pidiendo a los que ya trabajan lo más que pueden físicamente que se esfuercen todavía más. Esas personas son las que necesitan la instrucción de la 6ª parte de esta serie, y seguramente necesitan más tiempo para descansar y relajarse. Esta instrucción es para quienes pueden asumir más, para los que pueden llevar una parte mayor de la carga y dedicar más horas; esas personas saben quiénes son. Estoy segura de que el Señor les hablará al corazón si son de aquellos a los que les está pidiendo más.

57. De hecho‚ a los que trabajan arduamente, y sé que la mayoría lo hace, les quiero pasar un mensaje de aliento que dio el Señor para una hermana de mi Hogar. Este mensaje se recibió durante una época de muchísima actividad‚ más de la acostumbrada, cuando esa hermana, aparte de realizar su trabajo personal, estaba reemplazando a otros que estaban muy ocupados con otras tareas y no daban abasto con su trabajo normal. Si bien el mensaje se recibió para una persona en concreto, ustedes también pueden aplicarlo a su vida, porque el Señor los ama igual. Y varones, aunque el estilo de este mensaje no los atraiga tanto, ya que se recibió originalmente para una hermana, los principios son igual de válidos para ustedes. Pueden apropiarse de estas promesas y saber que el Señor vela por ustedes con la misma ternura cuando están muy atareados.

58. (Jesús:) Eres Mi corazón y alma, Mis pensamientos y sueños. Te amo con locura. ¡Estoy locamente enamorado de ti! Te veo trabajar tan arduamente y pienso: «¡Esa es Mi esposa! ¿Verdad que es un encanto?» Pero luego pienso: «No te pases, cariño. Necesitas ante todo pasar tiempo en Mis brazos para no cansarte demasiado.» Luego me vuelvo a fijar en ti y veo que estás trabajando con empeño otra vez, y no puedo evitar sentirme orgulloso de ti.

59. No quiero que te agotes‚ y prometo que no lo permitiré en tanto que seas fiel en acudir a nuestro lecho de amor. Sé que es difícil aminorar la marcha cuando hay tanto que hacer; lo comprendo. No te condeno por trabajar tanto; de hecho, me enorgullezco enormemente de ti. ¡Bien hecho! Pero quiero que sepas que Yo también trabajo con particular empeño para ayudarte a no cansarte ni agotarte demasiado.

60. Eres una máquina delicada. Aunque puedes soportar mucho y producir mucho, tengo que cuidarte con mucho esmero para que no te sobrecargues. Quiero que sepas, dulzura Mía, que hago eso, ni más ni menos. Como en este momento llevas una carga tan grande y te ocupas de tantos asuntos, entre bastidores te protejo‚ te sustento y te mimo‚ y así te ayudo a seguir adelante. No te dabas cuenta de ello, ¿verdad? Pero lo hago en todo momento, aunque no lo sientas.

61. Te protejo con un campo de fuerza especial, el cual, dicho sea de paso, se llama «los brazos de tu fuerte Esposo», y no dejaré que te afecte ninguna de estas circunstancias estresantes. Cuando el Enemigo intente desanimarte con el volumen del trabajo, frenaré sus ataques y lo ahuyentaré. Si trata de inquietarte y hacer que te dejes llevar por las emociones, ¡le pegaré una bofetada! Sí, soy un Esposo grande y fuerte y me enojo cuando el Enemigo golpea a Mi esposa.

62. Por eso, amor Mío‚ ten la certeza de que por repleto que esté cada día y sean cuales sean los ataques que lance el Enemigo, estoy a tu lado para defenderte. Si es necesario emplearé Mis grandes y fuertes pies para aplastarlo. Y mientras esté ocupado en defenderte y mantener a raya al Enemigo, tendrás libertad para realizar tu trabajo en paz. Todo está en Mis manos, cada detallito. Todo es parte de Mi obra, y lo dispongo y organizo todo. Tú solo tienes que hacer lo que puedas‚ y lo que no logres terminar puede esperar a otro día.

63. Te entregas de lleno, Mi amor, y no puedes dar más. Y no te pido más. Estoy muy orgulloso de ti por derramar en tantos aspectos. Seguiré ungiéndote con todas las fuerzas, la sabiduría, la motivación, la paciencia y las energías físicas, emocionales y espirituales que necesites. No te secarás, porque te llenaré de Mi jugosa simiente de amor para ayudarte a seguir adelante.

64. Te amo, Mi tesoro, Mi corazoncito. Cuánto te quiero. Te ruego que te cuides bien y descanses cuando lo necesites. Tienes que hacerlo, aunque suponga dejar de lado el trabajo a fin de dar reposo a tu cuerpo y tu espíritu. Te valoro más que el trabajo. Así que tómate tiempo para relajarte, para alejarte del estrés‚ para acudir a Mis brazos y dejar que te abrace y te renueve las fuerzas.

65. Te mando miles de besos, cariño. Millones. Miles de millones. Cada vez que te invada esa sensación de agotamiento, piensa que te beso de pies a cabeza. Lo digo literalmente, te beso por todas partes, durante incontables minutos, hasta que no aguantes más. Cada beso está cargado de energías espirituales que te infundirán nuevas fuerzas. Estoy aquí para borrarlo todo a besos y reemplazar con bendiciones, con lo que necesitas, todo estrés y presión y todo ataque del Enemigo.

Cuando el reparto de tareas no parece justo

66. (Mamá:) Es importante que tengan en cuenta que cuando todos llevan su parte de la carga en el Hogar, esa parte no siempre parecerá equitativa. Por ejemplo, cuando se fijen en el programa de tareas puede que tiendan a preguntarse por qué les tocará lavar los platos más veces que a fulano. Si tienen inquietudes en ese sentido, consulten con el Señor o con los administradores del Hogar. En todo caso, no envidien a otros ni se quejen, porque seguramente hay circunstancias de las que ustedes no están al tanto y que los administradores tuvieron en cuenta a la hora de programar las tareas.

67. (Jesús:) No todo parecerá siempre equitativo en el trabajo, y tendrán que confiar en Mí y en los administradores del Hogar, o en quien organice el trabajo y los horarios. Podrían darse circunstancias por las que en apariencia la carga estaría injustamente repartida, así que cuídense de sacar conclusiones apresuradas.

68. Por ejemplo, una hermana embarazada seguramente tendrá menos tareas en el plan de trabajos que un joven soltero‚ ya que no tendrá tanta energía o tiempo como él. O un padre que deba cuidar de varios hijos fuera de las horas de trabajo seguramente lavará platos menos veces que otros integrantes del Hogar que no tengan niños. Por eso, las tareas tienen que ser equitativas, pero no siempre se distribuirán en la misma cantidad, en el sentido de que todos ocupen la misma cantidad de espacios en el plan de tareas. Por eso, si les parece que les toca hacer más que a otros integrantes, consulten si hace falta, pero no envidien a otros. Dense cuenta de que seguramente hay una buena razón para ello.

69. Y si son de los que no pueden hacer tanto como otros, es muy importante que manifiesten aprecio y gratitud a quienes lleven la mayor parte de la carga. Sean cuales sean las razones por las que no figuran tanto en el plan de tareas -por estar embarazada, por ser padre de muchos hijos, por padecer muchas dolencias, porque su ministerio les exija viajar o salir mucho, etc.-, es importante que manifiesten gratitud a los que trabajan más o se ocupan de la mayor parte de los quehaceres de la casa.

70. No den por descontada la ayuda de otros. Es un beneficio de la vida en común, una auténtica bendición que gozamos en la Familia, y algo que deberían agradecer en el alma, manifestándolo con frecuencia de palabra.

Estén dispuestos a hacer tareas de poca monta

71. (Mamá:) Todos los integrantes del Hogar deben comprometerse a repartirse la carga tanto como puedan, sobre todo en lo que se refiere a las tareas desagradables o difíciles. No debería haber personas demasiado importantes para ayudar en las tareas más humildes o pesadas. Todos deben estar dispuestos a contribuir y echar una mano cuando haya tareas difíciles que realizar o surja un trabajo desagradable. Todos deben estar dispuestos a hacerlo, a ensuciarse las manos.

72. (Papá:) Como siempre dije‚ si se consideran demasiado grandes para las tareas humildes, para las pequeñeces, son demasiado grandes para mí. ¡Son tan grandes que no caben en el Reino de Dios! Si se agrandan tanto que ya no son capaces de ocuparse de los detalles, eso significa que se les han subido los humos a la cabeza y a estas alturas seguramente tampoco hacen bien las tareas importantes. Si se creen demasiado grandes o importantes para ocuparse de las pequeñeces -por muy ocupados que estén, por muchas obligaciones que tengan o por poco importantes que les parezcan los detallitos-‚ ¡ándense con cuidado!

73. Eso no tiene que ver forzosamente con el tiempo que dediquen a ocuparse de los detalles o de las tareas humildes. Algunos llevan grandes cargas, y a lo mejor no tienen tanto tiempo como otros para dedicarse a tales tareas. Pero, ¿cuál es su actitud? ¿Qué espíritu tienen? Lo que importa es su espíritu y su actitud. Si con su actitud dan a entender: «Estoy demasiado ocupado para lavar platos, limpiar el inodoro o trapear el piso‚ porque tengo tareas más importantes de las que ocuparme. Que se ocupen otros de esas tareas», no reflejan el Espíritu del Señor en absoluto. Si de vez en cuando pueden encargarse de esos quehaceres, deberían hacerlo‚ porque los ayuda a ser humildes. Y si no pueden, o solo pueden hacerlo de vez en cuando, más les vale darles las gracias a quienes lo hacen.

74. Si algún integrante de la Familia se cree demasiado grande para realizar tareas humildes, se pasa de grande. Todos deben estar dispuestos a cooperar cuando puedan en los ministerios y trabajos que sean pesados y menos agradables. A lo mejor algunos tendrán que dedicar más tiempo a esas tareas que otros en razón de su ministerio‚ pero todos deben estar dispuestos a ayudar cuando puedan. Recuerden que son todos parte de una misma Familia y es importante que lleven a cabo los trabajos que a veces resultan desagradables o pesados pero son necesarios para hacer de su casa un Hogar; no los pueden descuidar.

Encontrar un equilibrio en su vida laboral

75. (Mamá:) Nos hemos concentrado en lo difícil que puede ser la vida en el Hogar si algunos no llevan su parte de la carga y se contentan con que los demás se ocupen de casi todo el trabajo. Eso no es saludable para el Hogar, y querrán evitarlo a toda costa. Sin embargo, hay otro problema que se da cuando los integrantes se vuelven trabajólicos y asumen más funciones de las debidas y de las que pueden sobrellevar físicamente, con lo cual se agotan por descuidar al Señor y los demás aspectos a los que deben dedicar tiempo para que su vida esté equilibrada. Eso también es muy perjudicial.

76. Todos los integrantes del Hogar tienen que llevar su parte de la carga, pero sin irse a extremos como la pereza, el letargo o el trabajo excesivo. Los dos extremos son malsanos. Cada uno tiene que estar al tanto de eso. Y los administradores del Hogar tienen que velar por los miembros de su Hogar, para que no se vayan ni a un extremo ni al otro, y quizá tengan que tomar cartas en el asunto si hay desequilibrio.

77. El siguiente mensaje del Señor acompaña muy bien a la instrucción sobre tener buen equilibrio que nos dio en Preparación de equipos ganadores, 6ª parte. Aunque en parte les parezca algo repetitivo, la repetición es la ley de la memoria, ¡y por lo menos es un buen repaso de lo que ya ha dado el Señor en esta serie! Son consejos importantes, así que tómenselos a pecho.

78. (Jesús:) Todo el mundo quiere que el suyo sea un Hogar ganador. Todos quieren salir adelante y no trabajar inútilmente ni que el Hogar se vaya a pique por problemas físicos o económicos. Quieren ver a sus hijos felices, que los jóvenes se sientan realizados y que el Hogar cumpla la labor que le he encomendado.

79. La única forma de lograr esto es tener el debido equilibrio entre su trabajo y el tiempo que dedican a los demás aspectos que les brindan ese sano contrapeso. Sé que no es la primera vez que se les dice, y de un modo muy concreto hace poco en esta misma serie, y pueden que hasta estén diciendo amén en su corazón o en voz alta. Pero, ¿comprenden y creen de verdad lo que digo? Quiero que se detengan a reflexionar al respecto. Tomen una pausa y piensen en cómo han pasado el último par de semanas. Háganse las siguientes preguntas:

*¿He dedicado suficiente tiempo cada día sin falta a la Palabra y a la oración de intercesión en privado?

*¿Me he tomado tiempo para descansar y disfrutar de momentos de entretención y convivencia al menos un par de veces esta semana?

*¿Dedico tiempo a las personas, a mi familia?

*Cuando surgen problemas, ¿cuál es mi reacción? ¿Me detengo a escuchar al Señor, o tiendo a intentar resolverlo yo mismo, apoyándome en el brazo de la carne?

*¿Suelo dejarme sobrecargar y preocupar tanto por el trabajo que no me queda tiempo para casi nada más en la vida?

80. Por el otro lado:

*¿Considero de corazón que este Hogar me pertenece a mí en particular, o dependo ante todo de que el consejo directivo y otras personas lo hagan funcionar?

*¿Me desvivo con frecuencia por aumentar la felicidad del Hogar en general y sacrifico con ese fin parte de mi entretenimiento, placeres y tiempo personal?

*¿Evito con frecuencia los trabajos adicionales, o me quejo y refunfuño por ellos, sobre todo si son quehaceres más rutinarios y menos agradables?

*¿Me limito a hacer las tareas que tengo asignadas y rara vez tomo la iniciativa de hacer más?

81. Quiero que reflexionen sobre esas preguntas y que después también se tomen un tiempo para consultarme. Es muy importante que entiendan este punto, ya que si no tienen el equilibrio debido fracasarán, así de sencillo.

82. Desde luego, si trabajan a toda máquina y sin parar alcanzarán logros. Hasta es posible que vean algunos de los frutos de sus labores y vean que compensan sus sacrificios. Pero si no dedican suficiente tiempo a la Palabra y a pasar ratos conmigo, y si rara vez dedican tiempo a manifestar amor a los demás y fraternizar con ellos, están fallando. Sé que puede costarles verlo, porque el fruto de sus labores no parece un fracaso. Pero tienen que dejar de fijarse en los resultados a corto plazo y ver que el que realmente importa es el fruto a largo plazo. Si siguen andando sin gasolina, tarde o temprano se verán obligados a detenerse por completo, ya sea por enfermedad o por una crisis nerviosa.

83. Asimismo, quizá no sepan que la actitud del trabajólico es un testimonio pésimo para el resto del Hogar y para las ovejas. ­Los trabajólicos tienden a ser bruscos y poco amigables, son santurrones y no manifiestan mucha comprensión ni una actitud de oración y alabanza. Por eso, por mucho que logren, fallarán enormemente, porque el amor es mucho más importante que las obras.

84. Piensen en Caín: era la personificación del trabajólico, y sus grandes obras no le sirvieron de nada. Aunque lograra grandes avances en la agricultura, era brusco, poco amigable, santurrón y no manifestaba comprensión ni una actitud de oración y alabanza, y al final acabó por convertirse en un asesino.

85. Por eso, si tienden a ser trabajólicos, pero me aman de corazón y aman a sus hermanos, harán grandes progresos en ese sentido. Si eso significa abandonar por completo ciertas tareas o pasárselas a otros, que así sea. Sencillamente no hay razón para que un integrante de la Familia esté demasiado ocupado para lo espiritual y para disfrutar de la vida.

86. Fíjense en su rey y su reina; tengan la seguridad de que ellos tienen más que hacer que el más atareado de ustedes, y tienen la obligación de velar por toda la Familia. Con todo, aunque dedican largas horas a su trabajo, encuentran tiempo para Mí y para Mi Palabra, para fraternizar con otros y para disfrutar de la vida.

87. No les di esta vida para trabajar sin cesar. El trabajo es solo una parte de ella. Los creé para servirme, pero también para amarme y disfrutar de lo que les he dado. Los amo y quiero que sean felices, y por eso les recalco este punto con tanto fervor.

88. Ahora bien, no piensen que por no ser trabajólicos pueden compararse automáticamente con Abel. Aunque él no fuera un trabajólico santurrón, me servía con diligencia y obedecía Mi voz.

89. Les voy a dejar algo muy claro: La única forma de que su equipo prospere como quiero que lo haga es que cada integrante adulto trabaje como debe y preste un servicio óptimo. Repito: no quiero que sean trabajólicos. Solo recalco que cada uno debe ver al Hogar en que vive como su propio Hogar y asumir la obligación de hacer todo lo que pueda por que funcione. No son solamente testificadores, cuidadores o maestros de los niños‚ encargados del mantenimiento, lavadores de platos y demás; antes que nada son miembros del Hogar.

90. Da lo mismo cuáles sean sus talentos o aspiraciones; su obligación principal es convertir a su Hogar en un equipo ganador, aunque para eso tengan que ensuciarse las manos y hacer algo que no les agrade mucho‚ aunque se crean demasiado grandes para realizar ciertas tareas, aunque se consideren con derecho a disponer cada día sin falta de tiempo libre y ratos privados. Son responsables de su Hogar, independientemente de lo jóvenes o mayores que se sientan o de que sean muchas o pocas batallas que crean que estén pasando.

91. De más está decir que no todos tienen las mismas fuerzas y energías para trabajar la misma cantidad de horas. Hay quienes tienen que acostarse antes. Algunos no pueden levantar objetos pesados por tener débil la espalda. Algunos tienen achaques de salud que les impiden salir a las calles día tras día, toda la jornada. Otros tienen que cuidar de los niños o desempeñan otras tareas. No es cuestión, pues‚ de que todos dediquen al trabajo la misma cantidad exacta de días, horas y minutos. No se trata de una competencia a ver quién hace más. La idea es hacer lo mejor que puedan y estar dispuestos a exigirse un poco para hacer progresos en su vida laboral.

92. No conviene que se exijan tanto que descuiden sus ratos de Palabra y nunca tengan tiempo para entretenerse; ya he hablado de eso. Pero cada integrante del Hogar sin falta debe aspirar a prestar un servicio óptimo. Si eres testificador, no basta con que salgas a rastras de la cama por la mañana y cumplas con tu obligación‚ haciendo exactamente lo mismo cada día sin esperanzas de progresar. Tienes que considerarte un misionero profesional y estudiar en todo momento métodos nuevos e ingeniosos de testificar, apacentar y recaudar fondos.

93. Si trabajas con los niños‚ no basta con que te limites a brindarles un cuidado y formación mínimos, esperando que llegue la hora de mandarlos de vuelta con sus padres para irte a tu habitación y hacer lo que quieras. Debes ser un profesional de vanguardia de la puericultura que se considere responsable de instruir a los niños y estudie métodos nuevos y mejores de hacerlo. Cada uno de ustedes sin excepción tiene que hacer lo más que pueda en el Hogar, hacer sacrificios personales frecuentes para formar un equipo ganador.

94. Para esto hace falta mantener un equilibrio muy delicado, pero ustedes, Mis misioneros profesionales, deben perfeccionarse en ello. El título de misionero profesional se lo he concedido a cada uno de ustedes, y confío en que respeten ese título trabajando con empeño cada día y teniendo la fe para disfrutar de la vida que les he dado. Si cada uno aprende a tener ese equilibrio, todo lo que toquen se convertirá en oro.

Hablen del tema

Preguntas opcionales para comentar

*Si te ofrecieran 100.000 dólares por mejorar tu desempeño, ¿qué cambiarías en tu vida y tu ética profesional para obtener ese dinero? Medítalo. Después podrían hablar juntos para ver cómo pueden aplicar a su vida alguna de esas ideas.

*Si pudieran traer a su Hogar a una persona más que estuviera dispuesta a hacer cualquier cosa que necesitaran y tuviera la capacidad para ello, ¿qué cualidades querrían que tuviera y qué le pedirían que hiciera? Vean si algo de lo que comentaron podrían llevarlo a cabo voluntariamente los integrantes actuales del Hogar haciendo un poco más.

*Comenten algunos de los obstáculos que impiden a los integrantes de su Hogar llevar su parte de la carga de trabajo. (Lo ideal sería comentar esos obstáculos desde una perspectiva personal, que cada uno explique lo que le pone trabas). Propongan ideas para superar esos obstáculos.

Ideas de alabanza

Sugerencias opcionales

*Alabanza por espíritus que ayuden en el trabajo: Alaben al Señor por un ayudante espiritual personal que los asista en su trabajo. (O si no conocen los nombres de quienes los ayudan, alábenlo por otro espíritu ayudante o santo difundo cuya asistencia invoquen a menudo.)

*Alabanza por lo bueno y por lo malo: Alaben al Señor por algún aspecto de su vida laboral que no les guste, buscándole el lado bueno. Luego, alábenlo por algún aspecto del trabajo que les guste mucho, alguno de los beneficios de su profesión.

*Alabanza por los que generaron acción: Alaben al Señor por cualquier personaje de la Biblia o la historia que diera ejemplo de buena ética profesional; alguien que trabajara mucho, dejara huella, introdujera cambios positivos y sea fuente de inspiración para ustedes.

Ser hacedores de la Palabra

Ideas prácticas para ponerla por obra

*Memoricen juntos una cita o promesa de las llaves sobre la unidad y sobre llevar la carga entre todos.

*Oren en privado para averiguar si el Señor quiere que hagan más o menos en el Hogar. ¿Se cuentan entre los trabajólicos? De ser así, ¿deberían aminorar un poco la marcha? ¿O son de los que necesitan tomar un poco más la iniciativa, ser más responsables o exigirse un poco más en cuanto a contribuir al Hogar? No se limiten a dar por descontado que son lo uno o lo otro. Pidan al Señor que les hable de lo que quiere de ustedes. ¿Son minimizadores, conservadores o maximizadores?

*Pida cada uno al Señor que le hable de su trabajo, de cómo ve Él lo que hace, y que le indique métodos prácticos que pueda emplear para facilitarse la labor y ser más eficiente.

*Hagan un estudio de la Palabra en el Hogar sobre la fidelidad y la diligencia en el trabajo. Las siguientes Cartas básicas podrían serles útiles:

Perrsiste, CM 703, PCD 1

Los que pasan inadvertidos, CM 974, PCD 1

Las pequeñeces, CM 1372, PCD 1

Ser fieles hasta la muerte, CM 1717, PCD 2

El curso de preparación para el Milenio, CM 1780, PCD 2

*Tómense un tiempo esta semana‚ después de leer la presente BN, para hacer algo por iniciativa propia. Por lo menos una cosa que no esté incluida en su programa de tareas; algo en el Hogar que vean que haya que hacer, y ocúpense de ello.

Aniquílalos

Letargo: Demonio que adormece e infunde autocomplacencia.

Apoteón: Archidemonio de la apatía, la pereza y la desesperanza.

Actívalos

Estiriana: Está llena del poder consumidor del Espíritu de Dios y se la envía para llevar un torbellino de destrucción al demonio Letargo y los de su calaña.

Arcotón: Ángel guerrero que derrota a Apoteón y nos enseña a luchar.

Llave candente: la del servicio óptimo

95. (Jesús:) Como una vitamina, la llave del servicio óptimo obra en su vida para fortalecer sus puntos flacos y potenciar los fuertes. Empuñando esa llave tienen el poder y la capacidad para llevar a cabo sus obligaciones de manera competente, ayudar a llevar la carga con eficiencia, colaborar profesionalmente en el Hogar y hacerlo todo con amor y de todo corazón. Esta llave solo produce el más excelente servicio a Mí, y cuando la incluyen en su vida, cada aspecto de su servicio mejora muchas veces más.

Oración estimulante

96. Alabado seas, nuestro fuerte y hermoso Capataz. Prometemos darte lo mejor de nosotros. No nos contentaremos con nada que no sea lo mejor en lo que se refiere a hacer nuestra parte en el Hogar. Prometemos apoyarnos unos a otros tomando la iniciativa‚ teniendo una buena ética de trabajo y contribuyendo de manera profesional al Hogar.

97. Sépase que a partir de hoy seremos Tus discípulos que se entregan de lleno. ¡Discípulos que lo entregan todo y no paran hasta terminar la labor! Resistimos al demonio Letargo, a los demonios de Selfegión y a los demonios neutralizadores que tratan de impedir que trabajemos en unidad, que nos impulsan a holgazanear, a no hacer nuestra parte y restar importancia a ser un Hogar triunfador por Ti.

98. Pedimos que Estiriana‚ las hadas angélicas de combate‚ Ilúminus y los ángeles activadores nos mantengan despabilados y activos por Ti. Abrazamos a Cambio y le damos la bienvenida. ¡Nos comprometemos a ser cristianos alerta, atentos y al ataque!

99. No buscamos la vía fácil. Esa es para los enclenques, para los pusilánimes debiluchos que no tienen agallas para combatir al Diablo. Luchamos por Ti‚ somos Tus profetas, a los que has llamado a condenar al diabólico Sistema, y eso es lo que queremos hacer. No queremos ser imitadores. Somos lo auténtico, y te pedimos que nos ayudes a avivar todo lo que tenemos adentro que nos motive a dar ejemplo de un Hogar revolucionario y lleno de fuego para servirte.

100. ¡Estamos vivos para Ti, Jesús! No queremos que se nos conozca como patos muertos que no causan molestia alguna al Diablo. Sea lo que sea que se nos oponga, no dejaremos de avanzar. Atacaremos sin tregua hasta que nuestro Hogar no solo esté a la altura de lo que se le exige, sino que obligue al Diablo a batirse en retirada porque nos estamos apoderando de su territorio. ¡Vamos a vencer, no a que nos venzan!

101. Estar a la defensiva en nuestra vida personal o en el Hogar ya no es una opción para nosotros. Te pedimos que nos amalgames y conviertas en un Hogar ofensivo y combativo que se reparta las tareas con alegría, amor y humildad. Invocamos las llaves del servicio óptimo‚ la humildad, el amor‚ la armonía, la entrega y la iniciativa de ataque.

102. Dijiste: «Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor» (Sal.144:15). Ese es nuestro deseo, que se nos conozca por nuestro amor y felicidad, que se sepa que trabajamos para Ti y nos entregamos de lleno a Ti. ¡Te amamos!

Un poco de humor

¿Trabajas duro, o a duras penas trabajas?

Kevin‚ Servicios Mundiales

El otro día mi esposa y yo introdujimos un programa para ayudar a Kevincito a cultivar una ética mejor de trabajo. Manifiesta mucha energía para correr con palos por el jardín, y es muy meticuloso en su ministerio de hurgarse la nariz, pero con cuatro años de edad‚ el trabajo arduo está hacia el final de su larga lista de actividades, organizadas por orden de preferencia. Su lugar seguramente se encuentra entre el que ocupan comer verduras y salir a comprar ropa con mamá. ¡Válgame Dios!

Por ser sus padres, consideramos fundamental inculcar a nuestro hijo el sentido de la ética profesional. No queremos tener que estar dándole la lata cuando tenga treinta y tantos años: «Kevin‚ ¿te importaría despegarte de la televisión tridimensional y salir de tu morada celestial? Dos de tus aldeas ya no tienen suministro de agua y una de ellas se las ha arreglado para convertir sus arados en una ojiva termonuclear.»

(Por otro lado, teniendo en cuenta mi limitada capacidad para el mantenimiento, seguramente me pasaría los primeros trescientos años del Milenio tratando de construir un molino de viento. Que Dios se apiade de las ciudades que vayan a estar bajo mi supervisión. A lo mejor el Señor me pone a cargo de un montón de ex políticos corruptos que necesiten un castigo.)

En fin, queremos que Kevin aprenda a sobresalir, por lo que elaboramos una listita de quehaceres sencillos de los que debe ocuparse, y por cada uno se le da un pequeño premio. Tengo el placer de informarles que hasta ahora Kevin ha reaccionado bien ante el nuevo programa. Me sorprendió la destreza y minuciosidad que comenzó a demostrar para guardar los platos, limpiar el baño y los espejos, y mucho más. También me sorprendió encontrar la esponja del inodoro en mi escritorio y ver que se había rociado el monitor de mi computador con desinfectante. A pesar de todo, quedé impresionado.

Supongo que eso es lo que necesitamos todos para convertir a nuestro Hogar en un equipo ganador: una esponja para inodoros y desinfectante. Sin embargo, esos artículos serían inútiles sin una buena ética de trabajo y la capacidad de tomar la iniciativa. Al hablar de iniciativa me refiero a ver la necesidad y ponerse en la brecha, no a emplear el dinero del alquiler del Hogar para comprar una enorme cantidad de mermelada de reserva.

«¡Un momento!», dirán. «¡No seamos todos como Marta! ¡¡¡¡Debemos sentarnos a los pies de Jesús y aprender de Él!!!!» A ver, antes que nada, no hay que pasarse con los signos de exclamación. Pero, tienen razón, no hay que dejar que el trabajo ocupe el tiempo que deberíamos dedicar al Señor, de eso no cabe duda; si no, acabaremos agotados y le seremos tan útiles a la Familia como varias camionadas del libro El origen de las especies.

De acuerdo con la Palabra, la meta a la que el Señor quiere que aspiremos es ser un equipo ganador, que sea el equipo el que gana. Observarán que nunca llamó a este concepto entrenador ganador. La idea no es que los jugadores se sienten a un lado y vitoreen al entrenador (o sea, al consejo directivo) mientras éste corre de un lado para otro por el campo de juego como un cortacésped automático.

También observarán que, hasta donde yo sé‚ el Señor nunca nos alentó a formar un equipo quejador. Por supuesto que quizá no les agrade mucho que al cereal de la mañana se le añada el pastel de carne que sobró de la noche anterior, pero no creo que quejarse sea de mucha ayuda. Lo que sí podría ayudar es que me diera cuenta de que este Hogar es mío y saliera a recaudar fondos y forjar una obra apropiada, duradera y autosuficiente, nutrida con la Palabra y avena de primera calidad.

Es cierto que quizá estemos muy ocupados con tanto como tenemos para mirar en nuestra habitación‚ y a lo mejor nos preocupa la necesidad de tener varias sesiones más la próxima semana para mejorar nuestra presentación. Hasta es posible que solo hayamos visto una vez la versión ampliada de El señor de los anillos. ¡Pero la única forma de sacar el pastel de carne del cereal es que yo salga y me ponga a sembrar!

Ejem, me parece que eso no salió muy bien.

En fin, lo que quiero decir es que para formar un equipo ganador yo tengo la misma obligación que todos los demás de desarrollar nuestra capacidad y formar un equipo ganador, progresista y fructífero. Veamos algunas posibles maneras de hacerlo:

-Iniciar un nuevo ministerio de testificación. (¿Alguien tiene ganas de participar en un ministerio de ayuda a los bajitos?)

-Crear un método innovador para recaudar fondos. («Sí, ¡la imagen estampada en esta ropa interior es del Cielo! Tenga la bondad de leer la oración de salvación al reverso.»)

-Actualizar su ministerio de correspondencia. («Me late que lograríamos más si enchufáramos el computador del Hogar.»)

-Contribuir activamente a elevar el nivel de inspiración del Hogar. («¿Qué les parece si todos nos presentamos a la animada reunión para cantar de esta noche vestidos de Lázaro? Aparezcan totalmente envueltos en una sábana blanca apretada para que no puedan moverse.»)

-Aprovisionar avena. («Por supuesto, tome un balde y sírvase la que quiera de ese pesebre, ahora cuando termine el caballo.»)

-Construir un molino de viento. («¿Donde irá esta cosa en forma de X? ¿Será que hace falta?»)

Esto me recuerda algo: tiendo a pensar que toda esta formación de equipos ganadores que estamos recibiendo es parte de nuestra instrucción para el Milenio y el Más Allá. Una vez que hayamos perfeccionado nuestra iniciativa, ética de trabajo y profesionalidad, estaremos en condiciones de servir al Señor de maneras sorprendentes y acordes con el Milenio. Espero que los molinos de viento no estén en modo alguno ligados al suministro de agua de la ciudad, o el Señor podría pedirme amablemente que me dedicara a explorar un mundo de alguna galaxia muy‚ pero muy lejana.

Citas que van intercaladas a lo largo de la sección:

El Hogar que funciona con mayor eficacia es el que tiene mentalidad de equipo. Acepta la responsabilidad conjunta y no la elude. Ello genera confianza y le permite llevar a cabo la labor.

Nunca duden de que un equipo atento y entregado puede transformar el mundo. En efecto, los equipos así son los únicos que lo han logrado.

¿Sientes la tentación de convertirte en lastre? Procura levantar vuelo y descubre lo alto que puedes llegar.

No hay peor fracaso en la vida que el de quien está destinado a triunfar pero nunca tiende la mano para recibir la fortuna.

¿Te parece que a duras penas logras sobrevivir y mantenerte al día? Procura llevar una carga ajena. Puede que ello aligere y haga más llevadera la tuya.

Si te parece difícil ser ganador, es doblemente doloroso ser perdedor‚ y además no satisface.

Aunque trabajes mejor que nadie y pongas la mayor cantidad posible de horas, si no tienes amor al prójimo, todo es en vano.

El trabajo arduo, sumado al poder del espíritu da lugar al estallido del éxito.

Los profesionales realizan una labor óptima hasta en el menor detalle.

Las horas que dedicas al trabajo no son tan importantes como lo que pones en esas horas.

Piensa en cómo harás tu parte cada día para contribuir al éxito del Hogar, y hazla de todo corazón.

SEAN FIELES A SU VOCACIÓN

Síntesis

103. (Mamá:) Los equipos ganadores los integran personas fieles a su vocación, que cumplen la labor que les ha encomendado el Señor. Los integrantes de un Hogar ganador son conscientes de que cada tarea y ministerio son importantes, de que todos se complementan entre sí y contribuyen a crear un Hogar equilibrado, feliz, viable y exitoso. Los equipos ganadores no consideran que ciertas tareas sean mejores o más importantes que otras; se dan cuenta de que cada una es igual de importante, de que cada integrante es esencial y, por ende, de que cada persona que cumple alguna función es vital para el buen funcionamiento del Hogar.

104. Los integrantes de un equipo ganador aspiran a hacer bien su labor, sea cual sea, con entusiasmo, inspiración y sin envidias y competencias, sin creerse mejores que otros o pensar que los demás son mejores. No juzgan por ministerios o títulos. Cumplen la labor que les ha encomendado el Señor y la hacen bien.

Pautas para equipos ganadores

Sean fieles a su vocación

105. En los Hogares de la actualidad hay más puestos que ocupar que antes. Ahora hay pastores y administradores que integran el consejo directivo. Hay monitores y vocales de junta. Esos puestos son cargos, por lo que fácilmente podrían pensar que si no tienen un cargo no son tan importantes‚ o quizá no son tan imprescindibles en el Hogar. Es importante que no se traguen esa mentira del Enemigo; no tiene nada de cierto.

106. Lo más importante para cada uno es que cumplamos la voluntad del Señor y seamos fieles a la vocación a la que nos ha llamado; no tiene nada que ver con un cargo. Si todos los integrantes de su Hogar son fieles a su vocación, el Hogar saldrá adelante. En cambio, si todos andan buscando la forma de obtener un cargo y con ello descuidan su llamamiento, el Hogar no será como debería, y tampoco serán felices si no cumplen la función para la que son más compatibles.

107. El éxito del Hogar es como el de una obra de teatro. Solo lo tendrá si todos interpretan su papel. Aunque algunos representen un papel más destacado, la función nunca sería posible si no estuvieran todos los actores y actrices‚ sin contar los tramoyistas, técnicos de sonido e iluminación, músicos, coordinadores, utileros y todos los demás.

108. (Papá:) Ya hablé bastante del tema de ser fieles a su vocación cuando estaba con ustedes‚ e incluso después de pasar a este lado. Sin embargo‚ ahora que muchos están formando su equipo ganador, el Señor me motivó a abordar nuevamente el tema, ya que es vital para que se conviertan en los Hogares ganadores y estrechamente unidos que Él quiere y necesita.

109. La mayoría de ustedes han oído el siguiente versículo desde muy pequeños: «Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede» (1Cor.7:20). Lo han memorizado y citado innumerables veces, así que cabría esperar que comprendan bien el concepto general. Y en el caso de muchos es así; han sido fieles a su llamamiento, algunos durante años, y eso es muy loable.

110. Sin embargo, a algunos les está costando ser fieles a la vocación que les ha dado el Señor‚ ya sea porque no les parece muy importante, o porque preferirían otro llamamiento. Otros no saben todavía cuál es su vocación y andan de acá para allá a trancas y barrancas sin mucha dirección o guía.

111. Antes que nada, les voy a explicar lo que significa exactamente ser fieles a su vocación. Significa poner todo el corazón en lo que se les pida que hagan‚ sea lo que sea. Esa sencilla verdad abarca a los que sienten que no tienen un llamamiento concreto, porque siempre se les pide que ayuden en algún sentido, ¿verdad? Ya sea ayudar a instruir y cuidar a los niños, preparar una comida, testificar o lo que sea, esa es su vocación para ese día, para ese momento. Y para ser fieles a ella es preciso entregarse al 100%, con todo su corazón, toda su alma y toda su mente. No pueden estar ahí físicamente pero con la mente y el corazón en otra parte. Eso no es ser fiel a la vocación, sino hacer las cosas por cumplir y sin ninguna eficacia.

112. Para tener un equipo ganador es preciso que todos hagan su parte, que cada uno desempeñe su función‚ sea la que sea. Cada función es importante. ¿Cuántas veces les he hablado de lo importantes que son los que pasan inadvertidos, los que llevan a cabo labores en apariencia insignificantes? Y digo en apariencia porque no son personas ni labores insignificantes; sino tareas muy importantes, y si nadie las hiciera, ¡toda la estructura se vendría abajo!

113. Los que cuidan de los niños, los que lavan los platos y limpian la casa, los que ayudan con el ministerio de la correspondencia y el apacentamiento, los que salen a testificar y los que preparan las comidas y demuestran fidelidad y alegría en su ministerio, ¡son santos a los ojos del Señor! También lo son para mí, y lo deberían ser para ustedes.

114. Los que tienen obligaciones aparentemente más importantes, ¿cuántas veces han pensado que son más importantes, necesarios o indispensables que los que se ocupan de tareas humildes? Pues bien: recuerden que si esas personas no estuvieran ahí ustedes tendrían que lavar siempre los platos, preparar todas las comidas, cuidar de cada niño, apacentar a todas las ovejas‚ y mucho más. ¡Sería humanamente imposible! Ustedes no podrían ser fieles a su vocación de no contar con estos entrañables compañeros y colaboradores de su Hogar que están dispuestos a ser fieles a la de ellos.

115. Y a los que piensan que el ministerio que les ha encomendado el Señor es insignificante‚ les digo que eso es totalmente falso. Eso es ni más ni menos lo que el Enemigo quiere que crean. Quiere que menosprecien su puesto y se lamenten de ocuparlo. Que aspiren a una tarea más importante que venga acompañada de un cargo y de autoridad.

116. Pues para que se enteren, mi vocación de dirigir a la Familia era lo que muchos de ustedes considerarían un puesto muy importante, acompañado de grandes facultades y atribuciones, pero créanme que no era tan atractivo y agradable. Para serles sincero, era un trabajazo. Lo desempeñé porque el Señor me llamó a ello y no quería fallarles ni a Él ni a ustedes. Pero a veces añoraba los tiempos en que era un don nadie y llevaba a cabo las tareas humildes. Por eso me gustaba tanto participar en los detalles del Hogar, hacer reparaciones y participar en labores de mantenimiento y otras por el estilo. Lo encontraba entretenido. Era un respiro y lo pasaba bien así.

117. Amados, llegará el momento en que cada uno de ustedes tenga que asumir más tareas importantes. Se acerca el Fin, y el Señor ha dicho muchas veces que cada uno va a ser pastor del rebaño que acudirá a ustedes en busca de las palabras de verdad. Sé que hay algunos que esperan con ilusión ese día, pensando que les resultará fácil ser fieles a su vocación por lo emocionante que será. Algunos hasta se imaginan que estarán en la gloria con tanta gente que se fije en ellos. Pues bien: no tardarán en descubrir que no es tan agradable, y cuando se encuentren en esa posición y sientan el peso de la responsabilidad sentarán cabeza y se llenarán al momento de apremio.

118. Lo que quiero dejar claro es que si no aprenden a ser fieles a su vocación ahora en las tareas que les ha encomendado el Señor, no estarán preparados para ser fieles a las que quiere encargarles en el futuro. ¡Lo más probable será que la carga les parezca excesiva, que la responsabilidad les pese demasiado y ya no les parezca tan entretenido y quieran salir disparados! Pastelero a tus pasteles, como dice el refrán. El Señor ha dado a cada uno talentos y dones únicos y particulares.

119. Quiero que se tomen un tiempo para fijarse en cada uno de los talentos y dones de los integrantes de su Hogar y en cómo complementan al conjunto. De hecho, puede que convenga que lo hagan una noche juntos. Hablen con los hermanos con los que viven de la chispa singular que aportan al Hogar, y de que no podrían imaginarse el Hogar sin ellos. Díganles lo que perdería el Hogar si se fueran y se dejara de contar con la bendición de su compañía y apoyo. Ello contribuirá enormemente a que cada uno quiera estar a la altura de ese aprecio y sacar el máximo partido a sus posibilidades.

120. Así como el Señor creó el cuerpo humano con muchas partes y funciones, deben construir un equipo ganador. Mírense a sí mismos y la complejidad con que Dios los creó, la manera tan maravillosa en que funciona su cuerpo. No funcionaría muy bien si tuvieran tres cabezas y una pierna y no tuvieran brazos‚ ¿verdad? Si cada parte del cuerpo quisiera ser la cabeza, o si cada miembro quisiera ser una pierna, ¿cómo funcionaría el organismo? ¿No se alegran de que cada parte de su cuerpo esté donde tiene que estar y se contente con quedarse en el estado al que se la llamó? ¿No contribuye eso a que el cuerpo funcione bien y plenamente?

121. ¿No quieren que sus Hogares también sean así? ¿Que funcionen bien, marchen sobre ruedas, progresen y se conviertan en los equipos ganadores que el Señor ha dispuesto que sean? Pues bien, una de las claves para ello es que cada integrante esté dispuesto a seguir fiel a la vocación a la que se lo llamó, sin envidiar el trabajo de otro ni desear ser la pierna en vez del pie. Medítenlo. Las piernas no podrían sostenerse bien sin la ayuda del pie, que es un miembro importante que les ayuda a no perder el equilibrio, ¿verdad?

122. De modo que aunque les parezca que son un humilde pie, pueden dar gracias por la importancia de su función, ya que sostienen todo el cuerpo, al Hogar entero‚ y si ustedes no cumplieran su función, la estructura se desmoronaría.

123. Y a los que se creen la cabeza, les convendría darse cuenta de que sin el resto del cuerpo no son nada. Aprecien a quienes viven con ustedes y recuerden lo importante que es cada uno para el éxito del Hogar.

124. A medida que cada uno haga su parte y cumpla su función siendo fiel a su vocación y entregándose de todo corazón a las obligaciones y tareas que le haya encomendado el Señor, verán que conforman un cuerpo estupendo que funciona debidamente. Su Hogar será el equipo ganador que desean porque cada uno hará su parte y aún más. Todos harán cuanto puedan por cumplir bien sus obligaciones y para que todo marche sobre ruedas.

125. Esfuércense por que se haga realidad en su Hogar. Si lo hacen, irán rumbo a la victoria. Verán que el Señor obra prodigios por medio de su Hogar, ya que su equipo estará en forma‚ bien equilibrado y estrechamente unido con el amor de Él.

Ojo con la envidia

126. (Mamá:) Tienen que alzar bandera contra la inclinación hacia la envidia que quiere infundirles el Enemigo. El complejo de inferioridad les quitará la alegría y la satisfacción más rápido que casi ninguna otra cosa. La tendencia a envidiar puede ser enorme si no se consideran tan útiles como otro, o les parece que su trabajo no es tan importante. También es fácil comparar el ministerio propio con uno ajeno si este viene acompañado de un título o da la impresión de que al otro le dan cada vez más facultades y atribuciones o nuevas tareas, mientras que nada cambia para uno.

127. También puede darse a la inversa: que quienes ejerzan nuevos ministerios o funciones se crean mejores que sus compañeros del Hogar porque ellos tienen un título y los otros no. Pero el Señor no ve la situación así, en modo alguno. No nos juzga por nuestros cargos. Lo único que le importa son nuestro amor y fidelidad. Los mayores elogios son para la persona que cumple sus funciones con alegría y fidelidad y se alegra de realizar la labor que le ha encomendado el Señor.

128. La envidia es una trampa peligrosa que solo conduce a la insatisfacción, el descontento, la falta de felicidad, la insumisión y el resentimiento. Alcen bandera contra ella en su vida y su Hogar.

129. (Jesús:) Ya lo he dicho, y lo repito: en la Familia no hay ningún trabajo que no sea importante. Vaya o no acompañado de un título, sea o no objeto de reconocimiento y aclamación‚ el suyo es un trabajo importante porque los he llamado a desempeñarlo. Yo no juzgo a nadie por su cargo‚ sino según el amor y la fidelidad con que me sirva, tanto en tareas humildes como en labores importantes.

130. Llamo a las personas a ejercer cargos y ministerios por Mí muy variados en el curso de su vida terrenal, y cada vez que llamo a alguien a algo, esa es Mi voluntad suprema para esa persona. Ciertamente a algunos se los llama a ser orientadores, a otros a ser pastores o administradores de Hogar, y otros serán monitores o vocales de junta, pero esos nuevos cargos no les ponen en una posición de mayor valía o utilidad que los demás ministerios o cargos. El pastor de Hogar no es más importante que la madre que educa fielmente a sus hijos y cocina para el Hogar. Los monitores de los pilares no son más útiles que el testificador que azota día tras día las calles difundiendo Mis Palabras por todas partes. El cargo no determina su valía con relación a los demás.

131. Sean quienes sean, la labor que les he encomendado para este momento es Mi supremo llamamiento para su vida, y cualquier otro puesto los pondría en realidad en una situación de menor utilidad para Mí. Si llamo a alguien a ser maestro y le pido que cumpla esa función tan honrosa, ese es el título más noble que jamás pueda tener en esta etapa de su vida. Y si llamo a su cónyuge, su amigo o alguno de sus compañeros del Hogar a ejercer el cargo de administrador‚ ese es el cargo más alto que puede ejercer en esta etapa de su vida. Los dos, sea cual sea su ministerio, están en el puesto más elevado de utilidad y servicio que pueda haber por haber aceptado la función que les he encomendado. Ninguno es más importante que el otro.

132. Yo comprendo que según su punto de vista carnal y su razonamiento natural es difícil verlo así. A sus ojos, los que ostentan un cargo se encuentran en un punto más alto de la escala de utilidad, y los que ejercen ministerios más humildes o comunes son los menos importantes. Les parece que ustedes son las sobras, que se eligió a todos los más capaces para esos nuevos puestos, y que ustedes, que no salieron elegidos, son lo que sobró. Lo siento, pero esa es una forma muy negativa y fea de verlo.

133. ¿Acaso comencé en algún momento a dar más importancia o valía a los que ostentan un cargo? ¿Alguna vez he tenido a personas predilectas o he amado con parcialidad? Cuando los llamé a su puesto, me fijé en cada uno y en nadie más. Me fijé en su vida, en todas sus necesidades y deseos. Me fijé en su espíritu, su dedicación, su utilidad y su amor y fidelidad a Mí. En sus posibilidades, sus dotes y su deseo apremiante de Mi Espíritu‚ y entonces elegí un lugar para que me sirvieran.

134. No los medí los unos por el patrón de los otros. No dije: «A ver, él es más espiritual que ella‚ así que le asignaré esta función, mientras que a ella la pondré por acá.» Para que se enteren, no es así como obro. Me fijo en su vida y los evalúo conforme al plan que he trazado para cada uno. Y luego les asigno los puestos‚ ministerios, cargos y profesión que he dispuesto en particular para cada uno. Después, me fijo en otro y actúo en su vida de la misma manera personalizada e íntima.

135. Su ministerio, la labor que les he encomendado para estos momentos, es un tesoro muy valioso que les he confiado. Ningún tesoro es menos valioso que otro, ninguno vale más, sino que cada uno tiene el mismo valor a Mis ojos. Cuando comparan su tesoro con el de otros y determinan que el de ellos debe de ser mejor que el de ustedes por tener un color o tamaño distinto‚ son injustos consigo mismos. ¡No es cierto! Un diamante pequeño puede parecer menos valioso que un rubí de gran tamaño, pero lo cierto es que en esos tamaños su valor es similar.

136. Tendrán que pedirme que les infunda Mi perspectiva en este aspecto. Cada uno tiene que pedirme que sustituya su razonamiento carnal y su método de evaluación por Mi clara percepción. Por mucho que les recalque este punto, si cada uno no toma la decisión de aceptar Mi punto de vista y ver la situación como la veo Yo, no obtendrá la victoria en este sentido. Si no aplican Mi perspectiva a su vida, lo que les diga no los cambiará de verdad ni los ayudará. Dense cuenta de que tienen que ver la situación como Yo para ser felices, estar satisfechos y llevar fruto en el Hogar. Tienen que darse cuenta de lo importante que es contentarse, cualquiera que sea su situación o cargo.

137. Para que sus Hogares funcionen no solo con eficiencia, sino espléndidamente y con la eficacia que he dispuesto, cada uno de ustedes debe aceptar su puesto como el elevado llamamiento que es. Lo he comparado en otras ocasiones con una gran máquina, con el funcionamiento de un vehículo o un reloj, o con el diseño del cuerpo humano. Para que funcionen bien, cada pieza y cada miembro deben desempeñar su función lo mejor posible, con alegría y unidad. De lo contrario, todo se vendrá abajo. Si un miembro se niega a girar sobre su eje porque prefiere ser el propio eje, al poco tiempo el eje y la rueda se sueltan, y toda de la máquina se desmonta.

138. Aunque conocen este principio muy bien, les cuesta aplicarlo a su vida. Cuando ven que alguien pasa a ocupar un puesto directivo, de inmediato los asalta el desaliento y piensan que quizá no valen tanto como esa persona, o no son tan espirituales o útiles como ella. O a lo mejor son ustedes los que pasan a ocupar un puesto directivo, y de la noche a la mañana su opinión de los demás cambia y empiezan a creerse más importantes o necesarios.

139. Ambas actitudes son igual de erróneas y feas. Que Yo traslade a alguien a un nuevo puesto no quiere decir en modo alguno que los esté poniendo a ustedes ni a nadie a un nivel más bajo. Si realizan la labor que les he encomendado -sea testificar, enseñar a los niños‚ encargarse del mantenimiento, pastorear, aprovisionar, desempeñarse como orientador, cocinar o lo que sea-‚ cada uno, sea cual sea su cargo, está al mismo nivel de utilidad‚ valor y grandeza a Mis ojos.

140. Recuerden que los mayores elogios serán para quien sea fiel en la posición en que lo haya puesto, quien cumpla de forma honrosa su función. Si hacen así, ¡serán todo lo que quiero! ¿Recuerdan lo que les diré cuando lleguen al Cielo para recibir su cuantiosa recompensa? «¡Bien, buen siervo y fiel!» Medítenlo por unos instantes. ¿Qué los llamé? ¿Dije buen y fiel pastor? ¿Dije buena y fiel persona con cargo? ¿Buen y fiel monitor? ¿Buen y fiel administrador? No. ¿Cuál será, pues, el título que lleven consigo al Cielo cuando dejen la Tierra? ¡Siervo!

141. Cuando lleguen al Cielo‚ todos estarán muy claramente al mismo nivel; ¡serán todos siervos! Son todos Mis siervos buenos y fieles. Necesito que cada uno sea el mejor siervo posible, sea cual sea la parte de Mi Casa en la que sirva. Si faltara alguno, sería una pérdida y parte de Mi trabajo quedaría sin hacer.

142. Su ministerio es importante, porque es importante para Mí. Todo lo que les ponga en las manos o traiga en su vida significa mucho para Mí. Es algo que he preparado y creado para cada persona en particular. Un obsequio que me nace del corazón. Y me conmoverán mucho y brindarán gran alegría si aceptan cada ministerio, cada llamamiento, como el valiosísimo regalo Mío que es en realidad.

143. Me duele que critiquen Mis obsequios. Me duele que tiren por tierra Mi creación comparándola con lo que he dado a otros. Procuro que sean las más felices de las esposas, darles cada vez más de Mi amor y Mi corazón‚ pero algunas los toman y hacen muecas al ver la obra de Mis manos. A veces hasta se comportan como si despreciaran la perla de gran precio que les he dado. Su llamamiento, su trabajo, es esa perla, este hermoso regalo de Mi corazón. Aunque no vean su auténtica belleza, ¿no podrían aceptarla, valorarla y amarla simplemente porque viene de Mí? ¡Me haría muy feliz y me llegaría hondamente al alma! Me pondría muy orgulloso de ustedes y me motivaría a darles todavía más.

144. Una vez que elijan aceptar que su lugar de servicio proviene de Mí‚ estarán en condiciones de recibir las bendiciones de satisfacción, felicidad, realización, oraciones respondidas y deseos satisfechos que quiero prodigarles. Les prometo que si tan solo aceptan su llamamiento y dicen: «Me encanta este don, porque viene de mi Esposo, y lo que Él me da siempre es maravilloso», verán que su vida comienza a mejorar, a medida que sustituyo su perspectiva y sus sentimientos por los Míos.

Descubran su vocación

145. (Mamá:) Algunos se preguntarán qué pueden hacer si realmente no saben cuál es su vocación. ¿Cómo pueden mantener la mano en el arado si ni siquiera saben de qué arado ocuparse? Aquí tienen un mensaje sobre el tema de nuestro gran Solucionador.

146. (Jesús:) Es un poco difícil ser fieles a su vocación si todavía no se sabe cuál es. No importa si no lo saben de inmediato, pero deben consultarme y ponerse a buscar para averiguar Mi voluntad perfecta. También podrían debatir el tema con sus pastores, a ver si quieren decirles algo, o bien probar varios ministerios para ver en cual encajan. En cualquier caso, no vayan a la deriva sin saber lo que he dispuesto para ustedes. De lo contrario estarán muy infelices e insatisfechos. Siempre estarán más contentos si saben que están en el puesto al que los he llamado, realizando la labor a la cual los destiné.

147. De todos modos, recuerden que a la mayoría de las personas les doy muchos llamamientos a lo largo de su vida. Con frecuencia, Mi llamado cambia con el tiempo. Es posible que te llame a testificar por un tiempo. Después, quizá te llame a aprovisionar, luego a instruir a los niños y más tarde tal vez a realizar otra labor. A veces serán las tres a la vez. No es que vayas a quedar encasillado para siempre en un mismo ministerio. Mi voluntad cambia, y tu llamamiento también cambiará con arreglo a Mi voluntad. Así que ten una actitud abierta.

148. Muchas veces es un proceso o hay diversos factores que determinan Mi llamamiento para ustedes. A veces se basa en gran parte en la necesidad más urgente. Otras veces depende de lo que necesiten en su vida. En otros casos tiene que ver con lo que les gustaría hacer. O puede depender de sus dones y talentos. O de los dones, talentos y necesidades de otros‚ que crean espacios para ustedes. En ocasiones es algo temporal. Por lo general, es una combinación de todos esos factores. Pero a fin de cuentas, cumplir con la vocación de uno es hacer cada día de todo corazón lo que se le pide. Eso es ser fiel a su vocación.

¿Y si no me gusta mi llamamiento?

149. (Mamá:) A veces el Señor dispone la situación de forma que tengan oportunidad de ejercer el ministerio o trabajo por el que tienen más inclinación y que más les interesa. Pero otras veces no lo hace así, y los llama a algo que supone más bien un sacrificio. Digamos que uno quiere trabajar en una oficina, y el Señor lo llama a testificar, al menos por un tiempo. Puede que el llamado que les dé no esté a la cabeza de sus preferencias, o ni siquiera en segundo, tercero o cuarto lugar.

150. Por eso, cuando los llame a ejercer una labor o un ministerio que no es su preferido, conviene que recuerden lo que de verdad importa. Lo más importante es cumplir la voluntad del Señor; ese es el secreto de la felicidad. Al contrario de lo que a veces pensamos, la mayor felicidad nunca la obtenemos cuando hacemos lo que nosotros queremos si no constituye la voluntad suprema del Señor para nosotros. La mayor dicha y las mayores bendiciones las recibimos cuando hacemos lo que Él quiere, aunque para ello debamos sacrificar nuestros sueños y ambiciones.

151. Esto me recuerda una buena cita que me enviaron hace poco: «Un profesional es aquel que da lo mejor de sí cuando no tiene muchas ganas de hacerlo». Y lo estupendo de nuestra profesión es que, por lo general‚ cuando tomamos la decisión de acceder a lo que nos pide el Señor y lo alabamos mientras le servimos, Él hace que empecemos a disfrutarlo y nos guste mucho. Encontramos satisfacción en ello. Y algo más importante: tenemos la inquebrantable tranquilidad de saber que estamos haciendo lo que Él quiere, cumpliendo Su voluntad‚ y no puede haber una situación más segura.

152. (Jesús:) ¡Te ayudaré a ejercer tu función con alegría y ánimo! Te ayudaré a poner entusiasmo en cuanto hagas. Aunque tu trabajo no te infunda una sensación muy positiva ni te agrade mucho, ¡procura comportarte como si fuera todo lo contrario! Como dice esa cita, si sientes una actitud negativa‚ actúa de forma positiva. ¡Haz la prueba! Ponlo en práctica en tu ministerio. Si tu puesto no te ilusiona mucho, procura actuar como si fuera lo que más te agrada. Luce una enorme sonrisa y descubre razones para que te guste tu trabajo. Ensalza esas razones en tu mente alabándome por ellas.

153. Pon entusiasmo en todo lo que hagas. Pídeme que te ayude a recobrar la alegría de servir, sea en tareas humildes o grandes. Te ayudaré a hacer lo difícil con nuevas fuerzas. Invoca las llaves de la alegría y serán tu fortaleza. Harán tu labor más ligera y llevadera y hasta la disfrutarás más.

La vocación a ser profesionales de la puericultura

154. (Mamá:) Mientras preparaba esta BN el Señor me recordó uno de los ministerios más importantes de la Familia, al que no se le da con la debida frecuencia el reconocimiento que se merece: ¡el de instruir y cuidar a nuestros encantadores niños! Dijo que quería poner de relieve este ministerio, a pesar de que no esté resaltando ningún otro ministerio concreto en esta BN, a fin de recordarles lo mucho que lo estima y cuánta gratitud siente por los que han hecho de ello su profesión y son fieles en ella. Los profesionales de la puericultura son unos héroes para mí‚ y también lo son para el Señor, como verán en este mensaje. ¡Estoy orgullosa de ustedes!

155. Y a todos los futuros profesionales de la puericultura, gracias por estar dispuestos a aceptar tan elevado llamamiento. Si el Señor los ha llamado a ello, no serán felices haciendo otra cosa. Enseñar e instruir a los niños de la Familia es uno de los ministerios más importantes que hay, y los que hagan de ello su profesión obtendrán bendiciones y recompensas monumentales. ¡Acepten hoy el reto si el Señor los está llamando! O si esa necesidad ya está atendida en su Hogar, ¡tengan la bondad de apoyar y honrar a las personas a las que Él ha llamado a tan maravilloso ministerio!

156. (Jesús:) Sé que hay diversos temores en cuanto a dedicar tiempo a cuidar de los niños, sobre todo entre los de la segunda generación. Algunos lo consideran aburrido‚ poco motivador, algo del pasado, un ministerio al que se dedicaron cuando eran más jóvenes y estaban en su etapa de formación. Ahora que son adultos, pueden elegir su llamamiento‚ y piensan que pueden dedicarse a mejores profesiones que cuidar niños.

157. También los asaltan pensamientos y sensaciones infundados y falsos, como la idea de que es un ministerio restrictivo, una profesión sofocante para quienes no tienen grandes aspiraciones en la vida. La puericultura, que era una profesión estimada y un ministerio importante, ahora es la profesión menos deseada para muchos.

158. ¿A qué se debe? ¿Por qué no habrá más entre ustedes que vean esta profesión como un llamamiento elevado en la vida? La verdad es que lo ha sido y seguirá siéndolo aun cuando regresen a casa, a Mi Reino. Han oído decir que los niños son un regalo Mío de amor, Mi promesa, Mi futuro, Mi especialidad y Mis posesiones más valiosas. Esa es toda la verdad. Que un niño entre a su vida equivale a recibir un valiosísimo tesoro. Si se me permitiera, habría más niños, ¡y se los daría tan rápido como pudieran recibirlos! Que se los considere una carga o se piense que haya que ponerlos al cuidado de quienes no tengan una vida propia o un verdadero ministerio es una actitud lamentable que se ha infiltrado en Mi Familia.

159. Recuerden que antes que nada, por encima de todo, son una Familia. ¿Qué hay en una familia? ¿Qué hace falta para que un hombre y una mujer formen una familia? ¡Hijos! Esa es la pura verdad. No son una familia hasta que tienen hijos. Esos niños con los que los he bendecido para que los cuiden son lo que los convierte en una Familia. Serían una Familia extraña si solo hubiera gente mayor y muy pocos niños, ¿verdad que sí?

160. Antes de hablar de las malas actitudes a las que muchos han abierto su mente y corazón con relación a los niños, voy a elogiar y poner de relieve a los que se han resistido a esa actitud o no le han prestado atención y han sido fieles a la vocación que saben que les he dado. Elogio en particular a los de la segunda generación que han entregado la vida a cuidar de los niños e instruirlos. No ha sido fácil optar por ese ministerio o persistir en él‚ y a veces han tendido a pensar que podrían hacer algo mejor con su vida o ejercer un ministerio más importante o del que se tenga una opinión más favorable. Pero no hagan caso de esos engaños. No es más que una maniobra del Enemigo para apartarlos de su entrega y deseo de cuidar de los más pequeños, a fin de eliminar el cuidado, el pastoreo y la atención que necesitan sus niños.

161. Antes que nada, quiero que se fijen en sus niños. Ellos son su futuro. En poco tiempo serán adolescentes, y poco después se harán adultos. Ellos los necesitan. Necesitan su guía, pastoreo y formación. Necesitan que estén a su disposición. Necesitan maestros, no solo niñeras y personas que los cuiden de vez en cuando, sino personas que realmente inviertan en ellos y se conviertan en maestros y cuidadores profesionales. Necesitan a quienes estén dispuestos hasta a abandonar un sueño o aspiración a fin de ponerlos primero a ellos y ayudarles a convertirse en los hombres y mujeres que necesito.

162. A continuación, pido a los de la segunda generación que se fijen en sí mismos. ¿A quién creen que deben su desarrollo? ¿A quién dan las gracias por impartirles una excelente formación, cultivar sus talentos y agudizar su inteligencia? ¿Creen que se las arreglaron solos, mientras los adultos y sus profesores les prestaban poca atención o manifestaban poco interés por su formación y crianza? No; de no haber sido por sus padres, maestros y cuidadores, que se entregaron de lleno a formarlos y pusieron todo el tiempo‚ esfuerzo y su vida en formarlos, educarlos y darles la preparación práctica que necesitaban para la vida, no estarían donde se encuentran hoy.

163. Deben mucho a la entrega, el sacrificio y el tiempo que dedicaron personas que, como ustedes, en ocasiones tenían grandes aspiraciones, metas e ideales, o al menos lo consideraban. Pero vieron el verdadero futuro y vieron ese futuro precisamente en ustedes cuando aceptaron la función más importante de educarlos. Fue una buena inversión de tiempo, pues gracias a ello infundí satisfacción y felicidad a su vida, y ahora ustedes están tomando la antorcha en muchos aspectos de la Familia.

164. Por último, fíjense en los de la primera generación. ¿Acaso son totalmente inútiles ahora? ¿Han perdido todas las energías? ¿Se han convertido en viejecitos que no puedan llevar su parte de la carga? ¿Se han perdido las esperanzas de que puedan hacer realidad esos sueños que tuvieron? No. Todavía son una parte enorme de la Familia. Son líderes‚ pastores, pioneros y profesionales en todos los ámbitos de la vida en la Familia. Son expertos en todos los aspectos de la Familia. ¡Siguen avanzando a paso firme! Aunque muchos de ellos y de ustedes bromeen diciendo que ya casi ha pasado su época, ¡eso no tiene nada de cierto! Esos integrantes de la primera generación seguirán avanzando firmemente por Mí, y su vida de servicio y su motivación jamás acabarán, de eso no les quepa duda. Cada uno de ustedes tiene todo esto, y además los espera el Cielo.

165. Al dirigirme en concreto a la segunda generación‚ no doy a entender que este mensaje sea solo para ustedes. Algunos de la primera también tienen actitudes negativas hacia los niños, la puericultura y hacer una profesión de su cuidado. Muchos dicen que están quemados. Están hartos de cuidar de los niños o de instruirlos. Pero no es una excusa válida, y tampoco puedo dejar que sigan aferrados a esas actitudes y se escuden en ellas.

166. A partir de este momento, ¡no vale tal excusa! Quiero eliminar todas las excusas y dejarles muy claro que en esta nueva época y esta nueva campaña de la Familia, quiero volver a infundirles esa pasión y amor por los niños. Volver a infundirles el deseo de ser maestros, puericultores y cuidadores. Que eliminen toda actitud negativa que hayan permitido que se asiente en su corazón y su mente.

167. Para ayudarles a ver este ministerio con nuevos ojos, le daremos un nuevo nombre. Lo llamaremos una profesión. En realidad, no es una nueva palabra‚ pero es una que muchos de ustedes no han empleado al pensar en el cuidado de los niños. Es y seguirá siendo una profesión de categoría en la Familia.

168. ¡Ahora pasaré esta profesión del último al primer puesto entre las categorías de ustedes! Tendrán más ayuda en este sentido, porque cuentan con las juntas, los monitores de los pilares de educación e infantil, y verán que se presta más atención al cuidado y la formación de los niños. No es que no se le prestara atención antes, pero ahora deberán dar cuenta de ello gracias a los criterios y la evaluación de los Hogares.

169. He llamado y elegido a bastantes de la Familia para que dediquen tiempo, atención, entrega y experiencia a los niños, y en el futuro llamaré a más. He llamado incluso a los que todavía no son mayores de edad a convertirse en maestros y puericultores profesionales. Si persisten las actitudes negativas con relación al cuidado de los niños‚ serán esas actitudes las que motiven a muchos de los que he llamado a no responder. Es una pena, pero es cierto.

170. Claro que pueden decir: «Deberían tener más convicción», o: «Deberían ser fieles a la vocación que les inspira el Señor». Sin embargo, ustedes saben lo difícil que es entregarse a un ministerio o profesión de todo corazón si los demás lo critican o no ven que haya muchos que quieran dedicarse a ello. Lo saben porque algunos a los que he llamado no atendieron al llamamiento por esa misma razón. Cedieron a la presión social y el estigma influyó negativamente en ellos. La profesión de educador y puericultor viene acompañada de algunos de los mayores retos de la vida, y los que la aceptan son valientes y unos héroes a Mis ojos. Desde luego no hace falta que se les dificulte la labor mediante actitudes negativas por parte de los que no saben de lo que hablan o no están dispuestos a hacerlo ellos mismos.

171. Les suplico que se deshagan de esos sentimientos y actitudes negativos por el bien de sus niños, de todos los niños de la Familia, aunque no se les ocurra otro motivo. Los que tienen hijos y la obligación de velar por ellos conocen esta necesidad. Muchos han experimentado un cambio de corazón y de perspectiva, pero en el caso de la mayoría, solo ha sido con relación a sus propios hijos.

172. Ha llegado el momento de esforzarse por llevar a todos los niños de la Familia juntos hacia el futuro, por brindarles el mejor cuidado, formación, educación y preparación. Ellos son su tesoro nacional. Sus combatientes del mañana. Sus líderes del futuro. Sus testigos del Fin. ¿Cómo van a convertirse en todo eso si no tienen a personas que puedan invertir en ellos, pasar tiempo con ellos y preocuparse por atender sus necesidades espirituales, físicas, mentales, educativas y emocionales de la mejor manera posible?

173. Quiero que cada uno, cualquiera que sea su edad, examine sus opiniones y actitudes con relación a los niños. Quiero que cada uno acuda a Mí y me pida que transforme toda actitud negativa y elimine los engaños del Enemigo con la ayuda de las llaves. Les pido que invoquen la asistencia de los espíritus ayudantes* que he dado a los padres y maestros para que les abran los ojos y les ayuden a ver a los niños de la Familia de una nueva manera, para que les inspiren fe y el deseo de dedicar tiempo, energías y atención a los niños. *(Ayudantes a los que pueden invocar: Elisio, los ilantris, Espitia y Billy Bojangles. V. CM 3478.)

174. Para ello, será necesario que empleen las llaves a fin de eliminar todo temor de que los vaya a llamar a ser maestros o pastores si se someten por entero a Mí y me piden que les ayude a ver a los niños con nuevos ojos. En efecto, necesitarán mucha sumisión para poder decirlo, pero si creen sinceramente que puedo transformar su corazón, sus deseos y sus puntos de vista‚ darán el paso y me dirán que sí. A cambio les daré la motivación, el amor, la fe‚ la iniciativa y el deseo que esperaban o hasta buscaban en su vida de servicio a Mí.

175. También les pediré que eliminen de sus conversaciones toda actitud negativa sobre el cuidado de los niños o la profesión de maestro. Necesito que lo hagan a fin de eliminar el estigma que acompaña al ministerio de cuidar de los niños. Además‚ será muy beneficioso para su propio espíritu, porque verán que adoptan una perspectiva más positiva sobre los niños en todos los aspectos, ya sea en cuanto a estar con ellos, cuidarlos, atenderlos, educarlos o hasta tenerlos.

176. ¿Quiénes serán Mis maestros de estos pequeños? ¿Quién tomará esta profesión? ¿Quién entregará su vida para ayudar a edificar el futuro? Así es, atender a los niños es ayudar a edificar el futuro. Si descuidan esa parte de su vida, parte de su casa se alzará sobre cimientos endebles. Les prometo que si aceptan esta profesión no lo lamentarán. No perderán nada de su espíritu alegre. Tienen lo que hace falta para convertir el ministerio de educar y pastorear a los niños en algo entretenido, emocionante, genial, atractivo y buena onda.

177. No solo aprenderán a disfrutarlo, sino que a cambio los niños los amarán. Los tendrán en gran estima, y ese amor y admiración perdurarán para siempre. Estarán en deuda con ustedes. Establecerán un vínculo que durará por la eternidad. ¡Medítenlo! Piensen también en las recompensas que obtendrán. Acá en el Cielo se tiene en mucha estima a los que educan, instruyen y orientan a los niños. Se los reconoce de inmediato porque llevan un distintivo especial. El distintivo del sacrificio, el amor y la humildad. Y ese, amigos Míos, es un cargo muy respetado. (V. CM 3478:172,173.)

178. ¿Qué me dicen? ¿Participarán? ¿Harán su parte por transformar esta Familia para bien deshaciéndose de sus actitudes y mentalidades negativas? ¿Harán una pausa para evaluar si esta profesión será para ustedes? ¿Estarán dispuestos a renunciar a sus propios deseos o lo que piensan que es mejor para su vida a fin de obtener la perla de gran precio que les tengo reservada, el llamamiento que he dispuesto para ustedes? ¡Medítenlo!

Hablen del tema

Preguntas opcionales para comentar

*Hablen de alguna época de su vida en que tuvieran que persistir en un trabajo o ministerio que no fuera de su preferencia, simplemente porque sabían que era la voluntad suprema de Dios para ustedes, Su llamamiento para esa temporada. Luego respondan a una o más de las siguientes preguntas: ¿Te alegras de haber cumplido la voluntad de Dios? ¿Se volvió más fácil con el tiempo? ¿Qué beneficios o recompensas obtuviste? ¿Te enseñó el Señor algo importante con la experiencia? Al recordar esa época, ¿qué te viene a la memoria por lo que puedan alabar al Señor?

*Hablen de métodos que pueden emplear para repeler los ataques de envidia del Enemigo. ¿Qué medidas pueden tomar para rechazar esos ataques? Por ejemplo, ¿a qué espíritus ayudantes pueden invocar? ¿Qué verdades espirituales pueden recordarse? ¿Qué medidas concretas les ha indicado el Señor que tomen en su vida cuando sientan complejo de inferioridad? ¿Cómo se puede salir de ello?

*Comenten algunos de los beneficios de dedicarse a la enseñanza o a la puericultura profesional. ¿Que bendiciones y ventajas únicas ofrece esa profesión? ¿Qué admiran en los que aceptan ese reto? Por ejemplo, su abnegación y generosidad, su visión de futuro, el gran amor que manifiestan, etc.

Ideas de alabanza

Ideas opcionales

*La piedra del camino: representen de manera improvisada el sketch de La piedra en el camino. Sean originales y que participen todos. Al final, hagan una ronda en la que todos alaben al Señor por las piedras que cada persona mueve a diario y que de lo contrario le causarían dificultades. Por ejemplo: «María cambia la enorme piedra de los pañales sucios para que yo pueda seguir adelante alegremente». O: «Juan siempre se acuerda de sacar las pilas de basura y me deja el camino despejado.» O: «Estoy bien alimentado porque Rosa se preocupa lo suficiente de los demás para prepararnos sabrosas comidas cada día.»

*Alabanza por cumplir la voluntad del Señor: Digan frases como: «Cuando cumplo la voluntad suprema del Señor no tengo que...» (Ejemplo: «Cuando cumplo la voluntad suprema del Señor no tengo que preocuparme pensando que vaya a fallarle.») O: «Cuando cumplo la voluntad suprema del Señor me siento de tal manera». (Ejemplo: «Cuando cumplo la voluntad suprema del Señor tengo tranquilidad.»

*Comparación positiva: Piensen en alguien -puede ser de la Familia o no– y alaben al Señor por una bendición que tengan ustedes y esa persona no. Por ejemplo: «Jesús, ayer vi a una señora muy triste y sola mientras testificaba, y ello me hizo agradecer en el alma mis seres queridos y amigos, y las muchas bendiciones que me alegran la vida.» O: «Jesús, estoy orando por fulano, que batalla con una enfermedad muy grave, y eso me hace agradecer en el alma que en general yo tenga tan buena salud.»

Ser hacedores de la Palabra

Ideas prácticas opcionales

*Pregunten al Señor si cumplen Su suprema voluntad al desempeñarse en su trabajo o ministerio actual. ¿Es esa Su vocación para ustedes en este momento?

*Si sienten que el Señor podría estar llamándolos a la profesión del cuidado de los niños, oren al respecto y aspiren a ello.

*Pregunten al Señor si tienen la actitud debida hacia los profesionales de la puericultura. ¿Honran ese ministerio? ¿Aprecian a los que se sacrifican por el bien de los niños y manifiestan ese aprecio? ¿O los miran con actitud negativa y de superioridad? ¿Tienen alguna actitud o mentalidad errónea que deban superar?

*Si tienden a comparar su ministerio con el de otros (ya sea creyéndose mejores que ellos o que ellos son mejores que ustedes), pidan al Señor consejos prácticos para superar esa debilidad. Hagan un trato con Él y comprométanse a ver la situación de otra manera y ser nuevas criaturas a partir de ahora.

*Reciban palabras personales de aliento del Señor para alguien de su Hogar, quienquiera que Él les ponga en el corazón‚ pidiéndole que elogie a esa persona por su servicio a Él y al prójimo, su fidelidad y su entrega a su llamamiento.

Cuentecillo

Cada tecla de una máquina de escribir era, y sigue siendo, esencial. Pero cuando se inventó el computador fue necesario crear nuevas teclas para permitir el funcionamiento eficaz de los nuevos programas. Cada nueva tecla tenía una función particular. Se creó la F5 para actualizar contenido‚ otra para avanzar la página, otra para retroceder y la tecla «suprimir» para borrar.

Si bien el nuevo teclado conservaba las teclas de la máquina de escribir, las nuevas‚ que venían acompañadas de nuevos nombres y funciones‚ despertaron mucho interés. De pronto, las antiguas empezaron a sentirse eclipsadas por las nuevas incorporaciones con las que ahora compartían el teclado.

La F le dijo a la H que después de la creación de las teclas F1, F2 y F3 se la empleaba mucho menos. H concordó. A la 8 le molestaba que otra tecla tuviera su mismo número‚ con la diferencia de que esa nueva tecla tenía también una letra. El espaciador consideraba que se lo empleaba en exceso y no se lo apreciaba lo suficiente, sobre todo teniendo en cuenta que era la única tecla que no llevaba escrito su nombre. La U pensaba que sin duda era la vocal más despreciada del teclado ahora que había aparecido la nueva tecla de la ventana de Windows.

Poco a poco‚ las teclas antiguas comenzaron a endurecerse y ponerse tercas. Cuando el mecanógrafo colocaba los dedos sobre el teclado y se ponía a trabajar, se sorprendía de lo que le costaba oprimir las teclas de las letras. Las de los números también estaban más duras. Al poco tiempo‚ algunas letras no funcionaban por mucho que las oprimiera. A causa de ello, el trabajo se hizo más lento, no logró cumplir ciertos plazos y se perdieron oportunidades. Se dio cuenta de que había llegado el momento de cambiar de teclado. Aunque había invertido mucho en el que ya tenía, ya no era digno de confianza. Por eso, teclado en mano, se dirigió a la tienda de artículos de computación y cambió el viejo por uno nuevo.

Con mucho cuidado probó las teclas y comprobó encantado que cada una respondía a la perfección. Lleno de alegría, reanudó su trabajo y esta vez pudo producir más que nunca. Las fieles teclas de su nuevo teclado le ayudaron a crear nuevas obras maestras. El trabajo rendía más y lograba el doble en la mitad del tiempo gracias a la rápida reacción de cada tecla. Y si bien las teclas de las nuevas funciones le facilitaban el trabajo, ¿qué haría sin las de las letras o los números? No tenía sentido trabajar exclusivamente con las teclas de funciones especiales. Cada tecla era, y sigue siendo, esencial.

Aniquílalos

Wolverín: Demonio que combate a los niños de la Familia y a los que los tienen y los cuidan.

Actívalos

Lucerne: Portador de luz. Puede sacar a su mente y su espíritu del camino de la negatividad [o de la envidia].

Natalia: Nos guía en la alabanza.

Compañero: Nos infunde una actitud de alabanza y ojos para ver las circunstancias en que nos encontremos como las vería el Maestro.

Ángeles personales de alabanza: Ángeles que nos ayudan a acordarnos de alabar.

Elisio: Ayuda a los hijos de David a ver lo que serán sus hijos en el futuro.

Llave candente: la del hueco

179. (Jesús:) En un equipo ganador, cada trabajo y cada persona son necesarios e importantes. Para ayudarles a todos a desempeñar la función que les he dado, quiero entregarles la llave de su hueco. Esa llave les ayudará a encontrar su hueco particular y permanecer en él. Les ayudará a ser fieles a su vocación. Les ayudará a hacerse su espacio, no para caer en una rutina, sino para encajar con precisión en el lugar exacto que tengo para ustedes.

Oración estimulante

180. Amado‚ paciente y amoroso Jesús. Te queremos mucho y necesitamos Tu ayuda a toda costa. No queremos fallarte ni fallarnos unos a otros. Pero somos humanos‚ metemos la pata, nos descarriamos y a veces traspasamos los límites. Por eso te necesitamos tanto. Necesitamos que nos ayudes a vivir y trabajar como un cuerpo bien concertado. Queremos que Tu Espíritu se derrame sobre nosotros por todas partes, Jesús, y hagas de nuestro equipo una máquina bien aceitada.

181. Gracias por hacernos a todos tan distintos. Ayúdanos a apreciar los dones y talentos ajenos mientras recordamos cómo nos ves Tú. A Tus ojos cada uno de nosotros es esencial y ninguna persona ni ministerio es más importante que otro. Ayúdanos a ser como Tú, Jesús. Perdónanos por las veces en las que nos pasamos de la raya, ofendemos a otros, tratamos de abarcar demasiado o nos vamos al extremo y no nos esforzamos lo suficiente y no llevamos nuestra parte de la carga. No tenemos excusa. Queremos obrar mejor, y necesitamos con urgencia la ayuda del mundo espiritual para cambiar lo que hay que cambiar.

182. Gracias por este lugar de servicio, Jesús. Lo valoramos de todo corazón, pero necesitamos que nos ayudes a cada uno a ser fiel a nuestra vocación. Invocamos el poder de las llaves del equilibrio, la flexibilidad, el hueco y la sumisión para que nos ayuden a dar en el blanco y hacer lo que quieres.

183. Sabemos que por nuestra cuenta carecemos de la inteligencia y las fuerzas necesarias. Por eso necesitamos Tu poder para realizar las tareas que nos has encomendado, y Tu amor para dar con el equilibrio apropiado.

184. Blandimos el arma de la alabanza, que derrota a todo demonio, y te pedimos que frenes a Orgullo, Pan, los demonios de Selfegión y los Sen-si, que tratan de ponernos trabas de envidia y susceptibilidad.

185. Gracias por la nave de las llaves que acude en nuestro auxilio en cuanto la invocamos. Te pedimos que dirijas su poder para que nos ayude a triunfar independientemente de lo que emplee el Enemigo para derribarnos. Invocamos a la unidad de combate S.E. para que nos mantenga encarrilados y nos enseñe a llevarle un paso de ventaja al Enemigo. Solicitamos a los Salvay para que nos ayuden a contrarrestar los ataques de los demonios de Selfegión y nos hagan ver lo positivo en cada situación. Ayúdanos a colaborar estrechamente con nuestros ayudantes espirituales‚ unidos para levantar bandera contra el Enemigo.

186. Invocamos las llaves del entusiasmo, el fervor y la inspiración renovada a fin de que nos infundan alegría y gozo en nuestras labores. Haznos llegar el poder de las llaves de la humildad, el amor y la unidad para que seamos uno en espíritu, mente, corazón y alma. Te alabamos y damos gracias por los demás, Jesús. Haz que seamos un equipo estrechamente unido, que viva y trabaje en cooperación y en armonía, una fuerza imbatible contra el adversario‚ un testimonio contundente de Tu amor. ¡Gracias por el poder para triunfar!

Citas que van intercaladas a lo largo de la sección:

Si andas fijándote en lo que hacen los demás, no podrás concentrarte como debes en la labor que tienes entre manos.

Eres el chofer del automóvil de tu vida; ¡mantenlo en la vía dispuesta para ti si no quieres accidentarte!

La labor más importante para ti es la que se te ha llamado a desempeñar.

Un equipo fuerte se conforma cuando cada integrante hace su parte con entusiasmo, satisfacción, alegría y con todo su corazón.

No permitas que el trabajo o el puesto de otra persona te infundan insatisfacción o te motiven a abandonar el arado.

Admira y aprecia a las personas de quienes me valgo de una forma distinta a ti‚ sabiendo que todos trabajan juntos por la misma causa, con el mismo objetivo y para que tu Hogar salga adelante.

Dios no juzga por el cargo, así que tampoco deberías hacerlo tú.

Tu trabajo solo es insignificante si te niegas a aceptar la importancia que Dios le ha dado.

Estar en el centro de la voluntad de Dios es la mejor garantía de felicidad.

La satisfacción es lo que se siente cuando se acepta el plan de Dios para la vida de uno.

Cuando huyes del llamamiento de Dios para ti, también huyes de la felicidad, la satisfacción y la tranquilidad que brindan la obediencia y la sumisión a Él.